Antón Arias rechazó ayer la petición que el presidente de la patronal pontevedresa, Jorge Cebreiros, y otros dos vocales de esa provincia, le hicieron para retirar su candidatura a presidir la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), que será votada en la asamblea de la organización, el próximo viernes. Fue durante la reunión de la junta directiva y el comité ejecutivo de la CEG, celebradas en Santiago y a las que Arias acudía con la mano tendida para ofrecer cambiar el rumbo de la organización, poner fin a la etapa de enfrentamiento y que su mandato sea de consensos. Se encontró con un muro y como el enemigo común de facciones antes enfrentadas tanto en la confederación de Pontevedra como en la de Ourense. De repente Jorge Cebreiros tiene de su lado a quien llevó a juicio las elecciones y José Manuel Pérez Canal cuenta con el "apoyo total" de su directiva, antes proclive a escaramuzas.

Antón Arias Díaz-Eimil, calculan los críticos, será el patrón con más votos en contra desde la fundación de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), en 1981, unas ochenta papeletas. "El viernes será proclamado presidente porque es el único candidato, pero tendrá muchos votos en contra. Será un mal espectáculo", lamenta un miembro de la junta directiva. Las reuniones de ayer fueron muy tensas y en ellas, el presidente coruñés, Antonio Fontenla trató de defender la postura de A Coruña y que su ruptura del pacto se produjo después de que Ourense respaldase por un lado prorrogar la gestión de la gestora y evitar dar una imagen de confrontación con un candidato sin consenso y por otro, pedir que Fontenla y el secretario general en funciones, Jaime López, dejasen sus cargos al frente de esa comisión.

A favor de Arias votará A Coruña y supuestamente también Lugo. En contra, lo harán los 32 vocales de Pontevedra, los 30 de Ourense y sectoriales como Asime (metalúrgica), la Federación de Comercio, Fegasinel (instaladores eléctricos), Cecap (enseñanza privada) o INEO (nuevas tecnologías). A Coruña por su parte busca el apoyo de los "indecisos".

Arias insistió en su mensaje de no ser "el tapado de Fontenla", como declaró el martes en una entrevista publicada por LA OPINIÓN.

"Toda esta oposición es un tiro de gracia para su mandato y para la propia confederación, y somos el hazmerreír de Galicia", se quejó ayer uno de los vocales, alineado con Cebreiros y Pérez Canal. "La CEG está en caída libre y a partir del viernes va a dar otro espectáculo de desunión", sentencia.

La duda de los críticos es la postura de la banca, que reclamó explícitamente una legislatura de consenso como condición para conceder la hipoteca de 1,2 millones sobre la sede para aliviar las cuentas de la patronal y, a fin de cuentas, evitar que entre en concurso de acreedores. El plan B, el de la venta del edificio, podría reactivarse en ese momento. En verano había una oferta en firme: venta por tres millones de euros y 15.000 euros al mes durante veinte años por su alquiler a la propia CEG.