Llegaron a las 19.45 horas, tres cuartos de hora antes de que empezase el "acto de rebeldía" y no lograron quedarse. Se tuvieron que marchar de Palexco sin haber escuchado en directo al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y al candidato de Marea Atlántica a la Alcaldía de A Coruña, Xulio Ferreiro. Algunos que habían pasado "por los pelos", en ese cuentagotas final, de dar paso a grupos de dos o de tres o de siete si, finalmente, se habilitaba una fila, le pedían a los organizadores que, por favor, pusiesen una pantalla fuera de Palexco, que ellos también eran pueblo, "de los de abajo" y querían escuchar.

"Esto es un acto de campaña y, una pantalla, de verdad que nos gustaría, pero se nos iba del presupuesto", le contestaba a la mujer, una de las jóvenes de camiseta azul, como el color del mar y de la Marea Atlántica, encargada de la organización.

Como se había quedado tanta gente fuera, los coordinadores de este mitin decidieron que los participantes, Rosa Martínez, de Equo, Antón Sánchez, de Anova, Pablo Iglesias, de Podemos, y Xulio Ferreiro, de Marea Atlántica, saliesen a uno de los balcones de Palexco a saludar.

Se llevaron un aplauso, pero no tan atronador como el que los recibió al entrar, por el medio del público, en el salón de actos. Hubo palmas, sí, pero también gritos de "sí se puede" y "hay marea" y puños y puntos azules en alto, los mismos que sirvieron para hacer un referéndum casero entre los asistentes.

"Que levanten el punto azul los que quieran una ciudad en la que todo el mundo tenga luz, agua y techo, que levanten el punto azul los que quieran echar a la mafia del Concello", inquirió Xulio Ferreiro, que aseguró que eso era la democracia.