Las aguas de A Costa da Morte hacen honor a su triste nombre por las numerosas personas que perdieron su vida en esa zona del Atlántico. El cabo Touriñán, en el municipio de Muxía; la punta do Boi, en Camariñas; las Islas Sisargas en Malpica y el cabo Fisterra son algunas de las zonas más peligrosas y, durante siglos, se convirtieron en verdaderos cementerios de barcos cobrándose la vida de cientos de marineros.

Una asociación de Camariñas, Blas Espín, ha recopilado los datos de los naufragios registrados en A Costa da Morte desde el siglo XVI hasta el año 2000, que tiene previsto exponer al público durante la próxima Semana Santa. La entidad tiene documentados 454 barcos que naufragaron en la zona durante este período, dejando un total de 3.668 muertos o desaparecidos. De esta cifra, 168 embarcaciones se fueron a pique antes del año 1900, por lo que actualmente constituyen tesoros de gran valor histórico, aunque algunos de ellos ya fueron expoliados.

A pesar de las elevadas cifras, la entidad camariñán asegura que las pérdidas todavía son muy superiores, puesto que muchas embarcaciones perdieron toda su tripulación y no se tenía constancia del número exacto. En el resto de la costa gallega, naufragaron durante el mismo período 371 barcos -225 antes de 1900- que dejaron 2.759 muertos o desaparecidos. El hecho de que en A Costa da Morte el número de víctimas sea muy superior se debe a que en estas aguas, concretamente frente a la costa de Fisterra, se contabilizan dos grandes catástrofes que suman cientos de muertos: el hundimiento de la flota de Martín Padilla en el año 1596, que perdió a 1.723 marinos, y del acorazado inglés HMS Captain, que en 1870 dejó cerca de 500 nuevas víctimas.

Entre los casos más recientes que se recuerdan en la comarca destaca el pesquero fisterrán Bonito, que el 18 de enero de 1960 se hundió en la inmediaciones de O Centolo, un punto negro en el cabo de Fisterra. El mar se tragó a once marineros que nunca aparecieron. Todos eran vecinos de la localidad, por lo que el suceso todavía está muy vivo en la memoria de los familiares y vecinos. A punto de cumplirse el medio siglo de esta tragedia, el Concello y la Cofradía preparan un homenaje a las víctimas.

En las inmediaciones del cabo Fisterra también ocurrió la última gran catástrofe marina que se recuerda en la comarca. El 5 de diciembre de 1987 el buque de bandera panameña Casón encalló y se declaró un incendio a bordo. A pesar de los intentos de rescate, fallecieron 23 de los 31 tripulantes.

El barco estaba cargado de sustancias tóxicas, que pronto sembraron una gran alarma en la zona. Los vecinos del municipio de Fisterra y parte de la población de A Costa da Morte dejaron sus hogares y huyeron a otros lugares rápidamente. El caso más reciente fue el del barco O Bahía, un cerquero de Redondela que se hundió frente a las Sisargas el 2 de junio del 2004.

Murieron sus diez tripulantes, aunque sólo pudieron encontrarse seis cuerpos. El dispositivo de búsqueda de los hombres no consiguió salvar sus vidas.