La realidad. Mariano Rajoy se ha asomado a las páginas de Bild, diario populista alemán, adalid del nein a cualquier transferencia de fondos germanos a los vagos mediterráneos, para contarles que España hace los deberes y que él es muy, pero que muy realista. Otros europeos, a través de otros tres periódicos (un español entre ellos) han tenido acceso a las mismas frases: "Quien me ha impedido cumplir mi programa electoral ha sido la realidad". "A mí tampoco me ha gustado subir el IVA (pero) la situación es muy compleja, y la realidad obliga". "Por encima de todo prima algo difícil de controlar, que es la realidad". "Lo peor que le puede pasar a un gobernante, lo peor, es no entender la realidad que vive". Vamos, que por este camino habrá que rebautizar el PP como PdR, Partido del Realismo (porque Partido Realista sonaría a monárquico).

La realidad, esa gran coartada. Obama intenta estos días convencer a los electores de que ha cumplido gran parte de sus promesas electorales. Es un empeño difícil, pero se aferra a él porque sus adversarios le acusan de lo contrario, y siente que el reproche le perjudica. Rajoy es más listo: reivindica su derecho a incumplir el programa electoral porque la realidad se lo ha impedido. Convierte la excusa en doctrina, y abre una senda que llevada al extremo nos puede ahorrar las molestias y el engorro de confrontar programas durante las campañas electorales. Hasta ahora se suponía que los programas y quienes se ofrecían para aplicarlos tenían por objeto modificar la realidad. Puesto que ya no es así, bastará con que los candidatos comparezcan y digan, todos a una: "Haremos aquello a que nos obligue la realidad, ya que no la podemos controlar, nos obliga y debemos entenderla". Tras lo cual nos ofrecerán otros motivos para ser votados: su estatura, el color de su pelo, su filiación futbolística o sus habilidades en el karaoke.

Así las cosas, tras ese baño de realismo, el presidente manifiesta un grado extremo de autoconfianza. "Estoy convencido de que cumplir con mi deber me va a llevar a volver a ganar las elecciones". Frase interesante, igual que las anteriores. ¿Cuál es el deber de un político? Los cínicos dirán que mantenerse en el poder, y por tanto, si hace lo que debe, conseguirá su objetivo. Pero no se trata de cinismo, sino de la convicción de que los votantes vamos a entender eso de la realidad y se lo vamos a agradecer, haga lo que haga y aunque nos duela.