Con los acontecimiento recientes cualquier analista de la actualidad política podría estar escribiendo unos cuantos artículos al día en relación a lo que está pasando. Temas hay sobrados. Por una parte tenemos la guadaña nibelunga y la sierra merkeliana estacionadas en territorio hispano, esperando lanzar el tsunami del rescate. Por otra, la operación relevo practicada en la TVE (por el gobierno del PP), ha propiciado que la pluralidad de la cadena esté en cuestión percibiéndose una la caída de la audiencia y se ha podido visualizar en la entrevista realizada por María Casado a Rajoy, en donde -el citado- estaba rodeado por contertulios de reconocido conservadurismo que le sometieran a una batería de preguntas vacías de contenido y especialmente preparadas para que el entrevistado se explayara diciendo sin decir nada. ¿Y qué decir de la Diada soberanista, del pasado día 11, en la que se manifestaron dos millones de personas por las calles barcelonesas en un ambiente festivo, pacífico e inequívocamente secesionista? Hoy no toca profundizar en los temas señalados porque, además del País Vasco, en la Nación gallega, estamos en periodo electoral anticipado.

El PP gallego, consciente de su pérdida de apoyos, consecuentemente, de su crédito electoral, adelantó las elecciones siete meses y la jugada no le ha salido del todo mal, porque ha cogido en pelota picada al nacionalismo, con un BNG roto en mil facciones y, casualmente, una de ellas -pilotada por Beiras- forma coalición con EU de cara a las próximas elecciones autonómicas, cuando ideológicamente nada tiene en común. ¡Pero! a lo mejor sale bien el experimento. En todo caso, a quien ha pillado descobijado, desabrigado, falto, necesitado y desposeído de criterios, de unidad interna y de líderes sociales, no es otro que el PSdeG.

Los socialistas gallegos han jugado al escondite. De sobra sabían que se convocarían elecciones anticipadas y se liaron en debates internos en vez de convocar unas primarias a la francesa, de las que a buen seguro, saldría vencedor el exministro de justicia Francisco Caamaño Domínguez (jurista de reconocido prestigio, con una excelente preparación cultural y un gran conocedor de la política internacional, nacional y autonómica); un hombre de Estado al que determinadas reliquias del vazquismo coruñesista, del touriñismo y una miscelánea de caciquillos temerosos de perder el poder, tanto en A Coruña como en Vigo, no quieren, porque les relegaría a realizar la labor de hacer sobres y pegar carteles como en los viejos tiempos de las campañas electorales.

Los actuales dirigentes del PSdeG, no han medido bien los tiempos. Se han equivocado recurriendo a convocar una especie de "corralitos" políticos locales obviando las primarias y en una banalización de la política se han dedicado a una Operación Secundarias, al mismo tiempo que desde la cúpula se retorcían las listas de los candidatos, poniendo de manifiesto una total desorganización, falta de coherencia y, lo que es peor, aireando a diestro y siniestro la profunda división interna entre sectores incapaces, por una vez, de poner por delante de sus intereses, el interés general que es Galicia. Así no va a ninguna parte la socialdemocracia y el progresismo gallego. Así ponen al electorado ante un dilema: ¿quieren los socialistas ganar?, ¿o lo que persiguen es ajustar cuentas más personales que políticas? Con estos ingredientes, el PSdeG no puede inyectar ánimos ni esperanza a sus militantes, seguidores e indecisos que son la clave para alcanzar unos resultados decentes el próximo 20-O.

Esperemos que el efecto Secundarias no propicie una debacle, porque ello supondría una larga travesía del desierto, de la formación socialista, que influiría en el devenir de un país (Galicia) tan necesitado de liderazgos fuertes que contribuyan a poner a esta Histórica Nación en primera línea de salida.