No me molestan los ruidos de la retroexcavadora con el martillo que levanta el pavimento de la avenida de A Gaiteira -por tercera vez, dicen, en una década-, aunque las vallas me exigen dar un rodeo cuando quiero acceder a según qué sitio. Pero lo doy por bien empleado con tal que mi apreciado Pepe Temprano disfrute desde el más allá viendo cómo arreglan la calle donde nació, de su no menos querido barrio del antiguo municipio de Oza del que él fue adalid mediante la asociación Bardos Cultural. Pero a lo que iba. Entiendo las molestias y las quejas de los viandantes como yo, y las de los comerciantes, pero todos los usuarios de esa vía considerábamos imprescindible arreglar el firme porque estaba impresentable con bastantes losas rotas, otras con picos levantados, pegotes de alquitrán tapando huecos, y con más de un persona dañada por los tropezones y caídas que ese suelo causaba. Claro, una calle peatonal que tiene que soportar el peso de camiones de reparto o de basuras necesita un firme más recio. En fin, que más que poner verdes a los actuales responsables, es al anterior contratista, o al subcontratista que hizo la pasada chapuza, a quien habría que encartar y pedir responsabilidades. Confiemos que éste sea el arreglo definitivo.