En tiempos de incertidumbre se consultan adivinos. Lo malo es cuando la lectura de los posos del café se convierte en tema destacado de las páginas de economía. Pero la gente quiere saber, y si eso es lo que hay, eso es lo que se cuenta, con las debidas precauciones, que quizás deberían ser mayores. Por ejemplo, redactando la noticia de esta guisa: "El PIB va a subir un punto según el gobierno, que el año pasado se equivocó de siete décimas". O bien: "El paro va a bajar según el gobierno, que el año pasado dio dos pronósticos diametralmente opuestos en un plazo de seis meses". Con este tipo de advertencia, el lector sabe que también puede consultar la página del horóscopo para decidir su política de gasto y ahorro para los próximos meses.

En otoño de 2012, en el momento de elaborar los presupuestos y de tomar las grandes decisiones, el gobierno calculaba que el PIB bajaría medio punto en 2013. En la primavera siguiente, con las decisiones ya tomadas, rectificó el cálculo y lo elevó hasta un descenso del 1,3%. El resultado final ha sido una caída del 1,2%. Conclusión: el gobierno acertó cuando ya era tarde para muchas de las decisiones a tomar. Algo parecido ocurrió con el paro. En otoño pronosticó un descenso hasta el 24,3%. En primavera lo cambió a un ascenso hasta el 27,1%. Un bandazo de tres puntos, que es mucho bandazo. El cómputo final se ha quedado en un punto intermedio: el 26,4%.

Pero los errores de apreciación no ocurren solo al gobierno, aunque este fuera quien más erró en la previsión de PIB a un año vista. La encuesta bimestral de la Fundación Cajas de Ahorro, Funcas, entre 19 importantes servicios de análisis demuestra que el despiste es general. Funcas realiza la media de los pronósticos, y siguiendo su evolución se muestra como en febrero de 2012 dicha media pronosticaba para 2013 un ascenso del PIB de dos décimas, que al cabo de siete meses ya era una caída del 1,5, nivel en que se mantuvo para acercarse al 1,2 real tan solo a finales del mismo año, cuando más que pronosticar, se hace recuento.

Por lo menos, aquel 1,5% negativo de otoño de 2012 acertó bastante más que el 0,5% positivo del gobierno. Para el año en curso, la media actual en las previsiones es un crecimiento de nueve décimas, cercana a la del gobierno. Veremos si tienen suerte y no pasan cosas de las que pillan por sorpresa al mejor analista.