Este parece ser el origen de la ley de seguridad ciudadana que pasó por el rodillo del Congreso de los Diputados hace unos días, seguro que muchos recuerdan aquellas normas que gobernaban las escuelas de hace años, el silencio sepulcral en aulas y pasillos -los gritos solo en la intimidad y para dentro-, lo mismo que en casa que reinaba el oír, ver y callar, igual que en el catecismo o en el cuartel en el que tu silencio era obligado puesto que no oías ni los insultos y no veías nada más que patadas y manotazos del sádico de turno. Ser mudo era indispensable.

Pues bien, parece que esta ley que se nos viene encima no quiere más que recortar la tutela judicial al justiciable y convertir lo que antes era un delito penado por un tribunal, de acuerdo a derecho, en sanciones económicas impuestas por la autoridad gubernativa cual multas de tráfico.

Pero no crean que todo se hace para protegerles de grupúsculos violentos que se infiltran y revientan protestas civilizadas, esos son insolventes y no pagarán un duro; están pensando en ustedes si se ven de golpe y porrazo con la empresa cerrada, la nómina atracada, la pensión bajo cero, que no puede pagar las medicinas o el comedor escolar. Todo está cuidadosamente planeado para que ustedes se amedrenten, sobrevivan calladitos y andando derechitos, como manda su Estado de Derecho, un recorte de libertades en toda regla.

Su cartel o pancarta no podrá poner lo que piensa de los corruptos, en todo caso pruebe a pedir caridad mientras se manifiesta; la democracia se convierte en un aro por el que habrá que pasar, como si esto fuese un circo, prepárese para no lastimarse mucho. Las fuerzas de orden público vuelven a ser las marionetas plenipotenciarias con los hilos manejados desde el poder político y económico, tensando la cuerda para que rompa por el extremo más débil, usted.

Todas las injurias, ultrajes, violencias están castigadas en el Código Penal; pero ahora se lo pasan por el arco de triunfo con facturas de 100 euros por una chorrada a 600.000 euros por lo que ellos creen que es una grave.

Además prepárense para que le escuchen sus conversaciones telefónicas, lean sus correos? sin autorización judicial y a no protestar delante del instituto si falta profesorado para sus hijos. Las ruedas de molino las servirán a domicilio para que se las ate al cuello.