La representación municipal en los órganos colegiados, dada a conocer hace pocos días, suscita la curiosidad de saber si los concejales designados recibirán por su tarea los correspondientes emolumentos y, si es así, a cuánto asciende en cada caso. Resta por conocer si se mantiene la presencia municipal en el Consejo de la Autoridad Portuaria, al parecer la mejor retribuida, como lo prueba la voracidad en conseguirla de aquel edil nacionalista durante el anterior bipartito, quien nos hablaba de libertades y terminó abroncando a los periodistas hasta convertirse en verdugo de lo que decía defender. En esta época salpimentada de neopuritanismo y zoolatría, la estela populista se aleja poco a poco de las promesas utópicas que trababan de conducirnos a un territorio excluyente. La nota del alcalde de Cádiz, vestido de polizón, puso a prueba la cortesía del comandante del Elcano al darle la venia en presencia de los guardiamarinas formados en la explanada del puerto. A medida que pasan los días, observamos cómo las nuevas autoridades municipales, a la hora de enfrentarse con la realidad, han cambiado la sonrisa progre, pariente de la sonrisa étnica según los estudios de Boadella, y comienzan a reflejar en su rostro la falsa preocupación de la sinceridad. La descalificación del adversario por su etiqueta política no debe ser el argumento que se ofrece ante la ausencia de propuestas verificables, carentes de sentido unívoco. El mapa nacional de excentricidades, en el que no se excluye a La Coruña, nos señala poco respeto a la tradiciones y cómo las formas exhibidas son el fondo que aflora en su propia superficie. Estas anécdotas no solo alejan a sus protagonistas del ropaje democrático, sino que su mayor pecado es el empaño en tratar de ocultarlo.

Otrosidigo

El alcalde de La Coruña, D. Xulio Ferreiro, se ha reunido con la alcaldesa de Madrid, doña Manuela Carmena, y proyecta hacerlo con doña Ada Colau, regidora de Barcelona. Se trata de "crear redes" de colaboración, en suma políticas como corresponde a sus cargos. La política, como es sabido, se nutre de sentimientos y de referencias. Tanto la señora Carmena como la señora Colau, hasta la fecha según la opinión pública, no son referentes a seguir.