Los primeros sorprendidos han sido ellos. Dos de los máximos dirigentes del Benegá, Xavier Vence y Bieito Lobeira, portavoz el uno y secretario de organización el otro, han sido llamados a declarar ante la Audiencia Nacional en relación con la reciente detención de destacados miembros de Causa Galiza, por su presunta vinculación con la organización terrorista Resistencia Galega. Están citados en calidad de testigos para que comparezcan ante el magistrado Eloy Velasco el 15 de diciembre, a cinco días de las elecciones generales. No saben ni por qué se les cita concretamente a ellos, ni tampoco para qué. Sin embargo, lo que sí sospechan es que detrás de esta iniciativa judicial hay un claro intento de vincular al nacionalismo con grupos que a su vez simpatizan o se sienten cercanos a los partidarios de emplear la lucha armada para conquistar la independencia de Galicia. Y tampoco creen para nada casual que la citación se produzca en plena precampaña.

La perplejidad de la cúpula del Bloque ante este inesperado episodio también tiene que ver con el convencimiento de que la autoridad judicial no puede ignorar la claridad y rotundidad con que la organización frentista viene condenando, desde hace muchos años, cualquier acción violenta de intencionalidad política, dentro y fuera de Galicia. A ningún juez le puede caber duda de ello, como también deberían tener constancia de las duras críticas que lanzan contra los de Vence y Lobeira desde colectivos y movimientos que les acusan de haber moderado el discurso ideológico o de renunciar a los postulados más nítidamente soberanistas.

La única explicación que encuentran a la citación de sus dirigentes ante la Audiencia Nacional es la desconfianza que pueda generar en sus señorías la estrategia de alianzas del Benegá con grupos independentistas que les llevó, en vísperas del Día da Patria Galega, a constituir un frente común con Bildu, los supuestos herederos políticos de Herri Batasuna y por tanto de ETA, o con la CUP catalana para favorecer un proceso constituyente y "romper cadenas con España". Antes habían constituido una coalición para comparecer juntos a las elecciones europeas para hacerse oír en Bruselas y defender allí sus respectivos postulados soberanistas y rupturistas.

En la dirección del Bloque están convencidos de que non tardarán en ser llamados a declarar en Madrid por el mismo motivo, si no lo han sido ya, Xosé Manuel Beiras y cualquier otra de las cabezas visibles de algunos de los sectores que abandonaron la casa común del frentismo en la traumática asamblea de Amio, en una actitud disidente, por cierto, secundada abiertamente por la propia Causa Galiza. Que ellos no fueran citados por el magistrado Velasco sería incomprensible porque casi nadie ha sido más contundente que el viejo profesor y portavoz de AGE a la hora de criticar la demonización de las ideas separatistas que conllevaron las condenas a determinados miembros de Resistencia Galega y la persecución policial y judicial a quienes les mostraban su solidaridad activa.

Más allá del grado de confianza que se tenga en la independencia de la Justicia y en su manejo de los calendarios, cuesta creer que haya en esto un cálculo netamente político. A quien haya tenido la ocurrencia el tiro le puede salir por la culata. Las fotos de Vence y Lobeira entrando y saliendo de la sede de la Audiencia Nacional, en la madrileña calle Prim, no van a perjudicar en las urnas a Nós-Candidatura Galega, una vez que renunció pescar en los caladeros de la moderación. Por el contrario, esas imágenes pueden reportarle más apoyos entre los suyos, entre la clientela natural del nacionalismo radical gallego, esa por la que compite con En Marea. El Bloque y su marca electoral podrán presentarse como víctimas propiciatorias de unos aparatos del Estado que les atacan, a ellos y no a otros, porque defender lo que defienden, vamos, por querer romper España.