Una decena de jugadores del Zaragoza recibieron del club unos 120.000 euros por cabeza días antes del partido de mayo de 2011 en el que el equipo se jugaba evitar el descenso a Segunda contra el Levante en Valencia. Días después, retiraron ese dinero y pagaron en metálico a los jugadores del Levante por dejarse ganar, según las conclusiones de la investigación de la Fiscalía Anticorrupción.

En aquella última jornada de la temporada 2010-11 estaban también implicados en la lucha por eludir el descenso el Deportivo, el Mallorca y el Getafe. En los hoteles de concentración de estos equipos, todos daban por sentado que el Zaragoza ganaría al Levante. Sin la menor duda. Como así sucedió. Nadie contaba con la derrota del conjuntó aragonés, que se impuso al Levante con dos goles de Gabi, entonces capitán maño y hoy en el Atlético de Madrid.

Gracias al amaño, el Zaragoza obtuvo los tres puntos que necesitaba para evitar el descenso, a costa de que fuera finalmente el Deportivo quien bajara de categoría ese año. La caída blanquiazul al pozo de Segunda tuvo efectos económicos devastadores que dejaron sin liquidez a un club coruñés ya agobiado por su gran deuda y se convirtió en el detonante del embargo de Hacienda que abocaría al proceso concursal.

El fiscal anticorrupción considera probado que el entonces presidente del Zaragoza, Agapito Iglesias, urdió el amaño con varios consejeros, el director deportivo Antonio Prieto y los capitanes Gabi, Ponzio y Jorge López. El propio Gabi reconocería en una primera declaración ante la jueza instructora que ingresó del Zaragoza 50.000 y 35.000 euros, que sacó en efectivo días después para devolvérselo en un restaurante a Agapito Iglesias "como favor". Según su versión, para costear las entradas de los 12.000 hinchas zaragocistas desplazados a Valencia y los autobuses. Meses después, afirmaría sin embargo "no saber para qué era".

El semanario Interviú publicó en octubre de 2014 unas polémicas declaraciones del exdeportivista Sergio González, que militaba en el Levante en la fecha del polémico partido, en las que aseguraba haber avisado a Lendoiro de que el partido estaba "amañado". El entonces presidente blanquiazul habría alertado del arreglo al presidente de la Liga, Javier Tebas, quien meses después llevaría el caso a la Fiscalía Anticorrupción. Sergio, hasta hace poco entrenador del Espanyol, afirmó sin embargo a la juez que la información de Interviú era falsa, que no habló con Lendoiro y que no apreció nada raro en el partido, que vio desde la grada al no ser convocado. Tebas sí confirmó en una entrevista en el programa radiofónico El larguero que Lendoiro lo había llamado por teléfono muy alarmado y que le había dicho que un exjugador del Dépor lo había advertido del tongo.

La decisión de Tebas de acudir a Anticorrupción se basó fundamentalmente en el citado aviso de Lendoiro y en una conversación con Fernando Roig Negueroles, consejero delegado del Villarreal. El presidente de la LFP contó a la Fiscalía que Roig le advirtió de que un jugador del Villarreal que había militado en el Levante le confirmó un año después que el Levante-Zaragoza estuvo efectivamente amañado. Según han publicado algunos medios, ese jugador era Javi Venta, que en 2011 jugaba cedido en el club valenciano.

Lamentablemente, el dirigente del submarino amarillo se quedó sin memoria durante su declaración judicial. Alegó no acordarse de haber mantenido esa conversación con Tebas, aunque reconoció que quizás hubiese hecho algún comentario impreciso sobre rumores que son habituales en el fútbol. El diario valenciano Levante publicó el pasado miércoles que la declaración de Roig Negueroles ante la juez comenzó con un prometedor "todos saben lo que pasó en el Levante-Zaragoza?", dando por hecho el amaño, pero que la presión de los abogados presentes le obligó a mostrarse más cauto. Especialmente cuando la jueza le preguntó directamente por su soplo a Tebas.

Ciertamente, nadie tiene la menor duda en el fútbol español sobre lo que pasó en ese partido. Tebas lo confirmó en su declaración judicial esta pasada semana: "Se amañó". Para soltar a continuación una inquietante coletilla: "Otra cosa es que haya condena".

La deriva del juicio parece presagiar que se intentará hacer más hincapié en responsabilidades individuales que en una sentencia que refleje un pacto para adulterar el resultado de la Liga, con aquiescencia de los clubes implicados. Esta última sería un fallo incómodo para muchos, que constataría que la permanencia en Primera se venía comprando descaradamente en los últimos años. Pero facilitaría que las reclamaciones del Dépor, personado en la causa, tuvieran más posibilidades.

Lo que no admite duda es que el Deportivo fue la gran víctima de este vergonzoso asunto. Hasta el punto de que la Fiscalía lo considera en sus conclusiones el único perjudicado por el amaño. Sin contar otros daños colaterales, es evidente que el club coruñés perdió como mínimo por este fraude unos ingresos de más de veinte millones a consecuencia del descenso.

Un veredicto sin culpables ni compensación al principal afectado sería un inadmisible cierre en falso del más escandaloso episodio de corrupción y fraude en el fútbol español.