Ya comenzó el lío de las elecciones americanas, cuyo complicado sistema exige, para entenderlo, no un máster en Georgetown, si no mas bien un vuelo del Espíritu Santo que confiera la ciencia como en su momento a los Apóstoles.

Del abanico de candidatos, mas numerosos los del elefante que los del mulo, destacan por los demócratas la señora Clinton y por los republicanos el muchimillonario Donald Trump. Destacan, pero de momento entre los supuestamente izquierdistas, Sanders supera a la ex Primera Dama y exsecretaria de Estado Hillary. Entre los de derechas, la cuestión parece mas complicada y es posible que el Gran Hermano, Jeb Bush, que va a la cola del pelotón, termine ganando la carrera con un gran sprint en los grandes estados.

Donald Trump encabeza la puntuación republicana pese a sus boutades y meteduras de pata. Pero tonto no debe ser, dejémoslo en gili. Su aspecto estrafalario y ademanes son irrisorios para los no americanos, que desconocen y no entienden tal forma de ser y pensar.

Recordemos cuando ganó Reagan y la gente, del río Grande para abajo y de la Costa Este para acá, se reía de aquel mediocre actor en la convicción de que su mandato iba a ser una desfeita. Es cierto que como actor, normalmente secundario, era flojito y que Erroll Flynn le pisaba la novia en todas las películas serie A; en las de serie B, como protagonista, tampoco impactaba, pero lo que el personal desconocía es que fue dirigente de primera con gran peso entre los poderosos sindicatos.

Asimismo fue un excelente gobernador de California, el estado mas importante de la Unión, agotando todos los mandatos permitidos constitucionalmente. Se dice que USA es la nación mas poderosa del mundo, y en segundo lugar el estado de California.

Pues bien, Ronald Reagan fue un gran presidente, entre los mejores que han tenido los Estados Unidos. Se habla de que le quieren incluir en el grupo escultórico del Memorial Monte Rushmore, acompañando a Washington, Jefferson, Lincoln y Ted Rooselvet.

Por cierto, extraño caso el de este último que era bruto de verdad, creador de la política del Big Stick (leña a todos los bananeros), Premio Nobel de la Paz (?), al que le gustaba mas un rifle winchester que comer con los dedos, y supuesto héroe de la guerra hispano-americana (se desconoce cual fue su heroicidad) que le valió, cien años después del combate de San Juan, la concesión de la Medalla de Honor del Congreso.

Si conquista la Casa Blanca, Donald Trump igual termina en el Monte Rushmore, aunque escultores e ingenieros se volverían locos para ubicar su tupé impidiendo que rodase al fondo del valle.

Falta mucho para noviembre, pero el tiempo pasa volando, y tal como van las cosas por estos pagos, puede que coincidan los comicios presidenciales USA con los españoles, pues da la impresión de que habrá que repetirlos.