Sin apenas tiempo para respirar ya estamos otra vez en campaña electoral para las generales, segunda ronda de 2016, y en precampaña para las autonómicas gallegas. En esta ocasión será corta pero concentrada, como pastilla de caldo de carne -colesterol prensado- y hasta puede que resulte más divertida, si cabe hablar de diversión en un tema tan serio. La diversión, más bien coña marinera, la abrió el PSOE denunciando ante la Junta Electoral a don Mariano por "utilizar medios públicos para fines electorales". El, creemos, más longevo presidente en funciones de la historia española, cometió la gravísima infracción de largar su proclama inicial sentado en una silla (que afortunadamente para él no se vio en la tele) con el trasfondo de una ventana del Palacio de la Moncloa; cuatro palitos y unos cuantos cristales que podrían ser de la casa de su prima, del Casino de Pontevedra o de uno de los retretes de Villa Meona. Los denunciantes no hilaron muy fino, y la Junta Electoral, con muy doctas palabras, los mandó a tomar por donde cargan los ferris de Mallorca; remedando a los animalistas -en horas bajas por culpa de José Tomás y las Ferias de Abril, Jerez y San Isidro- la resolución desestimatoria podría haberse titulado Mellor sen chorradas.

Podemos e Izquierda Unida se han ennoviado, sin promesa de futuro matrimonio, y ahora, para estos comicios, la coalición adopta la denominación Unidos Podemos, sin aclarar si pueden ganar o perder. Amores de balneario son de novenario. C's, a su bola pero dejando entrever que, según salga la feria, podrían pactar con peperos o sozis, y quien sabe si con ambos partidos. Pedro Sánchez incorpora -o le fuerzan a incorporar- gente de un cierto peso para ver si consigue remontar, pues las encuestas le dan la tercera posición, lo cual no es mal lugar en los Juegos Olímpicos pero que constituye un desastre en los Juegos Políticos. Los demás partidos, discretos como de costumbre y a verlas venir para luego decidir.

Pues si esta segunda ronda resulta como la primera la tenemos clarita. Volver a empezar. Acaso sería mejor echarlo a suertes, claro que con tanto tramposo como pulula por la mayoría de los partidos los barcos del Mississippi parecerían una excursión de colegio de monjas...

Y acabada, si es que acaba de una peinetera vez, esta segunda ronda, sin solución de continuidad estaremos metidos en las elecciones autonómicas galaicas. El PP ya tiene decidido su candidato, el que se esperaba, que luego de hacer un rato el paripé con que si me voy a la empresa privada o siento plaza de Isidro en Madrid, resolvió quedarse, sin duda por espíritu de servicio o, como dicen las malas lenguas, para cazar a la espera de lo que pase en las generales. El PSOE hace primarias, con la esperanza de rejuvenecer al partido, cosa difícil a la vista de la edad de los candidatos. Bloque y similares no están en su mejor momento y las mareas, después de su demostrada incompetencia al frente de municipios de importancia, necesitarían un milagro, laico por supuesto, para conseguir subir al podio.