Serán muy pocos los que no hayan visto, por lo menos una vez, la versión cinematográfica de la biografía de Rodrigo Díaz de Vivar El Cid y, sin duda, todos recordamos la secuencia en la que un moro amigo reproduce el verso del Cantar de Mío Cid y en voz alta dice: "que buen vasallo si tuviera buen señor" en referencia al valiente servidor de la corona. Hace unos días en un viaje a Madrid compartí sobremesa con un bergondés de pro, bueno bergondés y español como a él le gusta presentarse. Fran Carabel, hijo del gran empresario y benefactor gallego recientemente fallecido, hizo, como en él es habitual, una comida de amigos que finalizó con una larga sobremesa monotemática: el PP y las elecciones del 26J. Hizo Fran una reflexión que me llamó profundamente la atención y, que en mi humilde juicio, debiera ser el eje de campaña de un PP que, a fecha de hoy, no aporta novedad alguna en sus mensajes preelectorales. Fran, que así le llamamos sus amigos, se confesaba como un pepero de toda la vida y nos contaba los muchos esfuerzos que hizo desde el nacimiento de la antigua Alianza Popular para ayudar al partido de Manuel Fraga. Confesaba con dolor que en los últimos años había perdido mucha ilusión e incluso confianza en los dirigentes populares que le llevaron a explorar ofertas de partidos emergentes que tampoco llegaron a convencerle y en el fondo de su corazón anhelaba un sentimiento extendido y compartido por gran parte de las bases del PP y por la inmensa mayoría de los votantes que hace poco más de cuatro años le dieron a Mariano Rajoy una mayoría absoluta y una confianza que se acabó el pasado 20D con la pérdida de unos 60 escaños dejando al Partido Popular en la situación que todos conocemos y sin posibilidad de formar Gobierno. El resumen del resumen es que Fran ha decidido renovar su compromiso con los populares revelándose, eso sí, contra la corrupción y exigiendo una limpieza total del partido que le permita a él y a muchos como él volcarse con la fuerza política con renovada ilusión. "El PP es mi casa de toda la vida y no voy a consentir que nadie me eche de donde quiero estar. Aún hoy en las cuestiones más relevantes me siento identificado con el partido". De esta forma reivindica Fran Carabel las muchas cosas que le llevaron a creer en el Partido Popular al mismo tiempo que demanda higiene y transparencia. El gran daño al PP no se lo hicieron sus adversarios políticos ni mucho menos su base social sino cargos públicos que se ampararon bajo las siglas populares para hacer fortuna en beneficio propio aprovechándose de la buena fe de los electores convencidos de que la oferta popular tenía respuestas para los grandes retos de la España en que vivimos. Y esta es la idea fuerza que, desde la humildad, debe argumentar el Partido Popular para ganar votos porque es sabido que Rajoy solo puede mejorar sus resultados si recupera a los votantes que abandonaron al PP el pasado 20 de diciembre. No cuenta el propio Rajoy con ganar votos al PSOE ni mucho menos a Podemos pero sí aspira a recuperar a votantes que se refugiaron en la abstención y en Ciudadanos. Los erráticos politólogos que asesoran en Génova parecen decididos a apostar por el voto útil como gran argumento. Un error. Diríjanse a su amplia base social, demuéstrenle propósito de enmienda, aparten a todos los que han manchado sus siglas y háblenle al corazón limpio de aquellos a los que se les ha expulsado de la "casa" por el mal hacer de unos delincuentes. El amor verdadero, como la lealtad, no se compra ni con los sentimientos se chantajea. Recuperen valores y principios y que mi amigo Fran y otros muchos "vasallos" puedan al fin sentirse orgullosos por tener "un buen señor". Hasta es posible que, como El Cid, el PP gane la batalla después de muerto, políticamente hablando, el presidente Rajoy. En todo caso el voto que se pueda recuperar ya no será un cheque en blanco ni tampoco una bendición a las conductas corruptas, piensen Señores del PP que será una última oportunidad. ¡Allá ustedes!