El mal ya está hecho porque por ahí quedan, en las ondas etéreas y en los oídos de los que me hayan escuchado, los tacos e improperios que se me han escapado contra el sistema informático del coche. Ya conté aquí cómo acabó, y lo recuerdo para reírme de mi mismo, el aviso de que "mi asistente de emergencia estaba desactivado" hasta que manos expertas me lo solucionaron. Ahora ha sido la persistente recomendación "revise la presión de las ruedas", mensaje que durante días he soportado sin darle importancia alguna, -peor aún, despotricando contra el vehículo- porque para mí era advertencia inútil pues acababa de pasar una preceptiva revisión de coche nuevo asegurándome que todo estaba en orden. Pues nada, todo un fin de semana, y dos días más a golpe de campanillas aguantando el "revise la presión de las ruedas". Así hasta que descubres tras un viaje a otra ciudad que el ordenador de abordo está en lo cierto porque tienes casi desinflada la rueda izquierda delantera a causa de un tornillo que llevas clavado en el neumático. A tragarte tus despropósitos. Conclusión una vez más: las máquinas nunca se equivocan, los que erramos somos los humanos.