Ya están aquí las elecciones gallegas. Parece que fue ayer la última vez que votamos, es ironía, y ya estamos de nuevo con un pie en las urnas. A diferencia de las nacionales, aquí todo parece indicar que el presidente Feijóo revalidará su mandato. Las encuestas, si es que usted se fía todavía de ellas, dicen que el PP obtendrá una clara mayoría para formar gobierno. Este es quizás el primer riesgo del candidato Feijóo. Si los ciudadanos dan por hecho el triunfo popular puede darse la circunstancia de que algunos se relajen y no vayan a votar y algunos otros pueden optar por otras opciones irrelevantes en la seguridad de que Feijóo vencerá y que su voto no es importante. Es un riesgo que merece la pena atajar con una buena campaña de mentalización: no sobrará ni un voto. Cualquier voto orientado a una opción testimonial podrá dar alas a los que pretenden un gobierno multipartito en función de sus intereses particulares que no atienden a los intereses generales de Galicia. He visto encuestas que dejan a Feijóo a un solo escaño de la mayoría necesaria para gobernar. Ese escaño que se gana o se pierde por cien o doscientos votos y que ya Castelao caricaturizó en sus famosas viñetas cuando reprodujo a un paisano que hablaba con un político. Este le agradecía al paisano su voto y el gallego, sobrado de ironía, le contestaba: Non ten nada que agradecer. Eu xa sabía quen gañaría e votei por vostede porque sabía que iba facelo ridículo. El riesgo de la desmovilización está ahí, alimentado básicamente por dos circunstancias: la idea extendida de que Feijóo ganará y el esperpento de la política nacional que estamos viviendo. Otro riesgo del presidente está en que la campaña de todos contra el PP que será en lo único que esté de acuerdo el multipartito de la oposición, pase por ensuciar la campaña trayendo aquí a los Bárcenas de turno para intentar manchar a Feijóo y de paso a Galicia. Afortunadamente la corrupción ha estado muy de soslayo en la política gallega y, es lo cierto, ha tenido en el propio Feijóo un luchador incansable contra ella. Feijóo representa un centro derecha moderno, sin mochilas ni ataduras con el pasado. Su equipo está limpio. Los Calvo, Lorenzo, Mato, Trenor, etc., representan un PP renovado y con ganas de hacer las cosas bien. Alguno se ha atrevido incluso a la autocrítica con algunas decisiones del gobierno de España. Este riesgo no es menor y la pedagogía será fundamental para que algunos gallegos no responsabilicen al PP gallego de aquello que no es responsable. A decir verdad, se ha visto al candidato popular siempre en la parte de la solución y nunca en la parte del problema. El riesgo, sin embargo, que más me preocupa, pasa por un axioma que, como tal, no es discutible: el inversor huye del follón. Nadie arriesga su dinero ante la inestabilidad y el desorden. La única alternativa a Feijóo pasa por un inexplicable acuerdo entre diez o doce partidos que en lo único que coinciden es en que no gobierne el PP a costa, incluso, del bienestar de los gallegos. He ojeado el currículo de los otros candidatos y, para mi sorpresa, ni uno ha gestionado en su vida ni un puesto de palomitas en el jardín. Así, con esta tarjeta de presentación, los inversores huirán de aquí como alma que lleva el diablo. Todo lo contrario de lo que necesitamos en Galicia; inversores que creyendo en nuestras posibilidades generen riqueza y empleo para nuestro presente y el futuro de nuestros hijos. Estos son algunos de los riesgos de Feijóo, que seguro él y su equipo tratarán de minimizar, pero el riesgo para Galicia es aún mayor. La mezcla de izquierdas, nacionalistas, separatistas, comunistas y mareantes que se presenta como única alternativa a Feijóo en Galicia supondrá un varapalo para nuestra economía y para nuestra estabilidad que, solo de pensarlo, da vértigo. Si quisiera proponerles una imagen que pudiera reflejar un gobierno de tal alternativa, tendrá que pedirles que cerraran los ojos y pensaran en el camarote de los hermanos Marx. Todo parecido con el orden era pura coincidencia, es más, no había orden alguno lo busques por donde lo busques. En una cosa si está inspirada esta alternativa multipartita sobre los hermanos Marx: todos dicen tener unos principios sólidos, pero que están dispuestos a cambiar por otros con tal de pillar poltrona. Con esta alternativa... mejor no arriesgar.