La Fiesta Nacional del 12 de octubre, conmemorativa del Descubrimiento de América, ha perdido el carácter del "Día de la Raza", instituido por el presidente argentino Hipólito Yrigoyen (1916-29) o fiesta de la Hispanidad, vocablo acuñado por el embajador republicano Ramiro de Maeztu tras su misión diplomática en Buenos Aires. Al regresar a Madrid, modificó sus posiciones hacia una filosofía tradicional-católica y fue fusilado en 1936. Nuestra América sigue convulsa. Sus países no son, como se cree, países pobres sino países empobrecidos por la corrupción de sus gobernantes y la oligarquía criolla. El populismo ha hostigado su libertad, carecen de seguridad jurídica y los déspotas avasallan la propiedad una vez perdida la confianza en los políticos y en las instituciones. A muchos pueblos de América, solo les queda la esperanza frágil de una modesta supervivencia. En la actualidad, Colombia, uno de los países más bellos de la Tierra, acapara la atención mundial por el proceso de paz con los guerrilleros de las FARC, acuerdo firmado en La Habana y rechazado, mediante referéndum, por el pueblo colombiano, acuerdo que pondría fin a un conflicto iniciado en 1948, a raíz del asesinato de Gaitán, líder del Partido Liberal mientras se celebraba en Bogotá la IX Conferencia Panamericana. El perdón de los crímenes de las FARC, y el añadido de la cooptación parlamentaria de sus miembros, no obtuvo la aprobación popular, a pesar del mayoritario respaldo de los medios de comunicación, de los gobernantes mundiales y de los enormes recursos empleados por el gobierno de Bogotá. Su presidente, Juan Manuel Santos, iniciador del proceso de paz, ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz, la primera vez que la Academia de Noruega lo concede a una sola de las partes en conflicto. Colombia ha sido siempre uno de los países más apacibles de América. El ansia de su pueblo es recobrar la moderación y la ecuanimidad, virtudes de tiempo inmemorial que han elevado al rango institucional de la que se sienten orgullosos.

Otrosidigo

Colombia, donde se habla el español más melodioso, tiene su principal referente literario en Gabriel García Márquez, apasionado del cine y fundador de la Escuela Cinematográfica de San Antonio de los Cobre (Cuba). Antes de recibir el Nobel de Literatura participó en una película, En ese pueblo no hay ladrones, con Luis Buñuel, Juan Rulfo y el mexicano Monsiváis.