Los habituales a este folio ya saben que desde antiguo les aburro con el tema, (21/12/2004, Hay comentarios mercantilistas y solapados sobre PISA (I)), incluso en la última ocasión (15/12/2015, ¿Bien educados en Finlandia?), casi prometí no reincidir; pero la carne es débil y servidor suponía que, una vez jubilado, se desentendería de estos temas; pero estaba equivocado, la cabra tira al monte sobre todo cuando desde el monte le disparan cañonazos de tan grueso calibre a la enseñanza pública como los diseñadores e interpretadores del informe PISA, recién salido de los hornos gobernados por el embajador en la OCDE, el exministro Wert, y la que allí lleva la manija de la educación, la exsecretaria de estado Montserrat Gomendio. A la sazón ambos residentes en París.

No me pararé en recordar qué es la OCDE y sus proyectos e intenciones exclusivamente económicos, simplemente quiero recordar unas frases escritas cuando celebré la despedida del ministro en estas páginas, (30/06/2015, Buen viaje, señor Wert) donde terminaba diciendo: "Solo un pequeño favor le pido: intervengan lo menos posible en las evaluaciones PISA -sé que para un sociólogo como usted, don José Ignacio, será difícil resistirse desde un puesto público o privado- pero acuérdese de que todos sabemos que la OCDE es un orientador para llevar el agua a los molinos privados más convenientes y que la editorial británica Pearson, la multinacional educativa más grande del mundo, dueña además del Financial Times y The Economist, logró el contrato para los exámenes de PISA y la exclusiva para la creación de la plataforma digital que los sustenta", eso sin tener en cuenta que Pearson utiliza PISA como cabeza de puente para manejar los hilos de la educación mundial en un plan ambicioso para comercializar sus productos y servicios.

Estas malintencionadas e inútiles estadísticas siempre traen polémica, pero la de este año es de traca, no se han puesto de acuerdo ni entre ellos, Wert y Gomendio se apuntan el tanto de que hacen falta reválidas, que esa es la causa de las diferencias entre comunidades; Méndez de Vigo sostiene que los docentes son lo mejor de lo mejor y que por eso se progresa; el consejero de Castilla-León se apunta a que su mayor apoyo a la enseñanza concertada eleva la puntuación de la comunidad; su colega gallego no se corta y manifiesta que sí, que ha habido recortes de personal y presupuestarios, y que aún así los resultados le dan la razón; pues nada, a seguir despidiendo docentes, que es la pócima que funciona.

Ha sido curioso que ahora Finlandia ya no salga tan bien parada en PISA. El poder de Pearson, que ya tuvo que pagar en EEUU una multa de más de siete millones de dólares por mezclar las actividades de sus fundaciones con sus negocios, llega a que se pregunten en Finlandia qué está fallando en su sistema de educativo, en vez de preguntarse qué falla en el informe para que un sistema como el finlandés parezca casi mediocre.

El informe no es sensible a la caída de las becas ni a la segregación y entienden que todo lo que ellos no evalúan se hace en casa. Siempre es delicado fijar cuál es el punto hasta el que llega el Estado y hasta dónde las familias. Aunque el padre de Manolito, el de Mafalda, pensase que no reporta beneficios saber que el Everest es navegable, seguramente es razonable que el Estado intente que Manolito sepa que el Everest no es un río, piense lo que piense su padre.