E l Deportivo acaba de cerrar una exitosa campaña de ampliación del capital social que lo consolida como el club con la propiedad colectiva más repartida no sólo del fútbol, sino de todo el deporte español. Más allá de cumplir y superar con creces la obligación decretada por Hacienda de ampliar en millón y medio su capital social, que se elevó en más de dos millones, ha logrado sumar al proyecto deportivista a 2.400 accionistas nuevos.

El club blanquiazul ha rebasado ampliamente el listón de los 25.000 accionistas, una cifra récord de propietarios, que lo convierten en una referencia de identidad única en el fútbol español. Basta señalar que sólo se acerca a esa cifra la Real Sociedad, con algo más de 14.000 accionistas, muy lejos del Deportivo. La enorme masa social que conforma la propiedad del Deportivo tras esta ampliación de capital garantiza que el futuro del club seguirá en manos de sus decenas de miles de accionistas.

El club coruñés cuenta además con un tope en sus estatutos que impide que cualquier accionista posea más del 3% del total, una garantía de propiedad compartida que se ha reforzado con la ampliación, ya que ningún accionista alcanza a ese límite.

Esta operación, iniciada hace ahora dos años con los interrogantes lógicos en un club que acababa de salir de un proceso concursal con un apretado calendario de pago de una abultada deuda, se ha complementado además en este periodo con un acelerado saneamiento económico que, en palabras del presidente Tino Fernández en un encuentro digital con el deportivismo desde LA OPINIÓN, permitirá cancelar la parte más onerosa del débito en apenas tres o cuatro años.

Como quedó reflejado en el balance presentado en la última asamblea de accionistas el pasado diciembre, el club ha desembolsado ya por adelantado a la Agencia Tributaria un año más de deuda del que le correspondía hasta ahora y obtuvo en el pasado ejercicio un beneficio de 6,7 millones.

Particulares, sociedades y empresas coruñesas, entre ellas LA OPINIÓN, que participó en la ampliación de capital con una compra de 26.000 euros en acciones -un euro por cada abonado del Dépor-, respondieron a la llamada para garantizar el futuro de un Deportivo de todos. LA OPINIÓN quiso sumarse con su aportación a esta corriente de ilusión deportivista en la recta final de la operación, cuando el objetivo a conseguir era alcanzar el listón de los 25.000 socios.

No sólo se alcanzó, sino que se rebasó con creces en los últimos días de enero con una emocionante intensificación de la compra de acciones.

La ejemplar implicación del deportivismo y la ciudad de A Coruña en este aumento de accionistas ha convertido al club coruñés en un ejemplo de integración social que llama la atención en toda España. "Es un modelo de identidad único en España", sostiene el sociólogo Manuel González, que dirige el grupo de investigación 'Fútbol, sociedad y cultura' en la Universidad de La Laguna.

En un momento en el que en la mayoría de los clubes de fútbol están cayendo bajo el control de dueños que acumulan la mayoría de las acciones, en muchos casos con mando a distancia desde el extranjero, la cada vez más consolidada propiedad colectiva del Dépor viene a reafirmar que es mucho más que un mero club de fútbol. Es un sentimiento de pertenencia y orgullo en el que todos los coruñeses encuentran un poderoso vínculo de afinidad.

El Deportivo es sin la menor duda la principal marca de la ciudad, el reclamo coruñés por excelencia. Un símbolo que para muchos empresarios es también una herramienta que genera riqueza. Casi el 40% de los aficionados que acuden a Riazor proceden de fuera del municipio y se fletan cada temporada cientos de autobuses para traer a miles de deportivistas a Riazor.

El gran potencial del Deportivo, que asombra al mundo del fútbol con la fidelidad de una afición que bate récords de abonos y accionistas, está precisamente en la solidez de ese multitudinario sueño colectivo.

Nada une más en esta ciudad y su área metropolitana que el Deportivo. La base social del Dépor se refuerza con esta ampliación de capital en unos tiempos en los que proliferan las aventuras accionariales que ponen en riesgo el horizonte y la identidad de muchos clubes con historia. Fue esa comunión blanquiazul lo que permitió al Dépor asomarse en el pasado a cotas de grandeza, superar recientemente adversidades que hicieron tambalear su supervivencia y recuperar en un presente esperanzador la fortaleza necesaria para volver a soñar con las gestas.

Una vez afianzados los cimientos y tras esta demostración de músculo social, el Deportivo se encuentra ahora en la rampa de salida de unos nuevos tiempos en los que su objetivo es crecer económica y deportivamente. Sin perder esa imagen de marca de capitalismo popular que asegura su independencia y ha estado siempre en su ADN.