El Pasatiempo de Betanzos, un histórico precedente de los actuales parques temáticos y una joya de la imaginería modernista gallega equiparable a algunas obras de Gaudí, se cae a pedazos y corre el riesgo de desaparecer si las administraciones competentes no toman medidas urgentes para su rehabilitación.

El singular monumento betanceiro es además un arquetipo del emprendimiento indiano, protagonizado por aquellos filántropos gallegos de principios del siglo pasado que, tras hacer fortuna como emigrantes en América, regresaron a Galicia con sueños de progreso que plasmaron en una preciosista arquitectura y en la edificación de colegios, hospitales, exuberantes jardines de uso público y centros cívicos. Entre esos indianos gallegos, ocupan un destacado lugar los hermanos García Naveira, auténticos benefactores de Betanzos.

De origen humilde, pero enriquecidos por su trabajo y éxitos en Argentina, regresarían a Galicia en 1893 para comprobar que la situación social y económica se mantenía igual o peor que un cuarto de siglo atrás cuando habían emigrado a Buenos Aires. Los García Naveira decidieron paliar con su inmensa fortuna las lacras sociales que existían en materia de empleo, educación, servicios sociales y espacios recreativos públicos.

Las fundaciones conjuntas que tuvieron opción de ejecutar serían el Lavadero Público, construido en 1902 a orillas del río Mendo, una joya arquitectónica de 348 m² distribuidos en dos plantas; el Patronato benéfico-docente García Hermanos, formalizado el 23 de agosto de 1908, como Escuela y Asilo de Ancianos e instituciones dotadas con un renovador sistema educativo y asistencial como la Casa del Pueblo para servicio de la Federación de Sociedades Obreras de Betanzos y las Escuelas Municipales Jesús García Naveira, en 1917.

El Pasatiempo fue una de sus creaciones, en especial de uno de los hermanos, Juan García Naveira. Este conjunto recreativo llegó a ser muy popular dentro y fuera de España en los años veinte, años después de su progresiva puesta en marcha desde 1893. Figuraba como una parada imprescindible en los libros de viajes de la época y se vendían miles de postales en taquilla. En un mundo de incipientes comunicaciones, el Pasatiempo mostraba en Betanzos un asombroso eco de los avances técnicos y las singularidades que solo unos pocos privilegiados podían contemplar en capitales europeas como Roma y París o en exóticos países como India, China o Egipto.

El Pasatiempo llegó a convertirse en referente de las guías turísticas europeas y símbolo de la estética modernista. Fue el máximo ejemplo de parque pedagógico tan en boga a principios del siglo XX. Los hermanos García Naveira crearon una auténtica enciclopedia multimedia y pusieron a Betanzos en el centro del mapa mundial. Su construcción dio trabajo a 200 jornaleros y el diseño se encargó a especialistas en pedagogía. Ahí se empleó por vez primera se utilizó el cemento portland.

El Pasatiempo estaba finalizado en 1914 y ofrecía un recorrido por los últimos avances de la humanidad, una recreación a pequeña escala de lo visto por los hermanos Naveira en sus viajes. Medios de locomoción en relieve, un buzo mezclado con motivos mitológicos, una mezquita de El Cairo, el canal de Panamá o la Muralla China estaban representados, e incluso llegó a haber un pequeño zoológico. La legendaria fotógrafa americana Ruth Matilda Anderson dejó testimonio del parque en su recorrido por Galicia.

Juan García Naveira murió en 1933 dejando huérfana su creación. Los apacibles leones de mármol que daban la bienvenida en la entrada original lucen ahora en Covadonga. Ya nunca podremos pasearnos por la extinta Avenida de los emperadores romanos o contemplar los grupos escultóricos del desaparecido Estanque de los Papas. Este rincón, uno de los más espectaculares del parque, se utilizó como campo de tiro durante la Guerra Civil y sus restos yacen enterrados bajo un campo de fútbol. Tampoco podremos disfrutar de la magia de la Casa de Espejos, derruida en los ochenta. Nada queda tampoco del laberinto de boj, ni del zoológico, ni del gabinete de curiosidades, un pabellón con colecciones de minerales, conchas y animales disecados, ni de tantas otras cosas que maravillaron durante décadas a los visitantes de Betanzos.

Más de un siglo después, de los 90.000 metros cuadrados originales del Pasatiempo solo sobrevive apenas una décima parte, asediada además por el abandono pero con la esperanza todavía puesta en una futura declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), que nunca acaba de llegar para evitar su desaparición. Por increíble que parezca, esta declaración está pendiente desde 1981 mientras el Pasatiempo se viene abajo literalmente.

Los expertos que analizaron su estado el año pasado ofrecieron un diagnóstico que encendió todas las alarmas. Los especialistas coinciden en que la conservación del emblemático parque betanceiro fue abandonada a su suerte y que corre un serio peligro de desaparición si no se adoptan medidas urgentes. Pero estas obras que urgían ya en 2016 no se han realizado y varias piezas del complejo se encuentran al borde del colapso, tras haberse derrumbado un mural hace unos días.

Los vecinos de Betanzos han impulsado a lo largo de los últimos años varias campañas para reclamar la rehabilitación del Pasatiempo. La última, actualmente en marcha, va ya por 6.000 firmas recogidas. Esta presión popular motivó que el Gobierno de Betanzos impulsara un plan de restauración integral del parque que requiere la colaboración de otras administraciones.

Un anuncio de la Diputación abría esta semana pasada un camino de esperanza para rescatar uno de los parques más singulares de España. El Gobierno provincial se comprometía a financiar el 45% de la rehabilitación del Pasatiempo, siempre que la Xunta aportase otro 45% y el Ayuntamiento de Betanzos el 10% restante.

Al anuncio provincial le siguió una reunión en la que volvieron a aflorar los viejos desencuentros que han abocado al Pasatiempo a su vergonzoso abandono. El alcalde de Betanzos afirma que la Xunta no aportará financiación de momento aunque que lo estudiaría más adelante, mientras que el Gobierno gallego niega que en ningún momento se hubiese comprometido a invertir dinero en el parque y se limita en un comunicado oficial a un apoyo exclusivamente técnico.

Más de lo mismo, lamentablemente. Sería imperdonable que se permitiera que el Pasatiempo alcance un estado de ruina irreversible, como advierten inútilmente los técnicos. No solo porque no se ha hecho nada en décadas por evitar la desaparición del parque enciclopédico más singular de España, sino porque con esta desidia se está pisoteando la memoria de las personas que hace más de un siglo emplearon su propia fortuna personal para impulsar el progreso de Betanzos.