Desde la llegada de los mareantes al gobierno municipal de La Coruña, advertimos de la escasa claridad de la logomaquia en la nominación de las distintas concejalías. Para el ciudadano resulta un acertijo conocer la verdadera función que ejerce cada titular y a la vez evidencian cómo el populismo asentado se hace fuerte pese a la incoherencia o impericia, como parece sugerir el reacomodo organizativo llevado a cabo, recientemente, por el alcalde. Entre las novedades más notables destaca que los concejales quedarán habilitados para autorizar proyectos en sus distintas áreas que no superen los 1,2 millones de euros. Recordamos que en la "descentralización" y en la "limitación" de costes y presupuestos, la picaresca ha encontrado, a través de los tiempos, terrenos fértiles para sobrevivir. De todos los problemas a los que se enfrentan los munícipes gobernantes, el más elocuente es la realidad. Hasta la fecha, han sido dicharacheros en sus anuncios y raquíticos en la cristalización de sus propuestas, circunstancias que acreditan la dificultad de hacer política y de poner en juego la inteligencia sin una oposición consistente y cabal. Ahí tenemos a los populares, pidiendo explicaciones a su manera, aspaventando mediáticamente su núcleo central por la corrupción; y el socialismo local, sin fortaleza, ejerciendo la oposición de modo indiciario, reveladora de que la audacia de don Xulio no sería posible son su docilidad.

Otrosí digo

Falleció en La Coruña Concepción Moya Mosquera, conocida como Chicha Moya en los medios locales. Era madre del conocido piloto automovilístico Luis Moya y viuda del doctor Rodríguez Lago, expresidente de la Cocina Económica, que extendía su profesión médica de modo altruista a los necesitados, especialmente a la etnia gitana. Chicha Moya pertenecía a una familia pionera en los establecimientos más relevantes de artículos de lujo, función que asumió a la muerte de sus padres. Chicha Moya supo proyectar en la vida su espíritu abierto y comprensivo y su elegancia personal en el trato y la amistad, que inevitablemente la hacían acreedora del afecto general. En este mundo en el que se relativizan tantos valores, fue ejemplo de que el verdadero sentido de la vida está en el interior de nuestras conciencias. D.E.P.