En una ciudad costera como La Coruña, donde la geografía es relevante, el paseo marítimo y el dique de abrigo se han constituido en espacios de concurrencia que impregnan en el ánimo ciudadano el predominio de los sentimientos. El circuito del paseo marítimo sirve a ocasionales deportistas y también de punto de encuentro a los jubilados de las antiguas Cajas de Ahorro. El dique de abrigo suele ser el destino de cursados clientes del anticoagulante Sintrom. Hay en el ambiente coruñés un mundo de jubilados jóvenes, pertenecientes al desempleo tempranero, que no han necesitado alegar obligaciones de enfermedad. Esta prole caminante que pasea su pasividad laboral suele asomarse al mar para trazar decisiones que solo afectan a su consejo íntimo. Da alborozo ver a tantos jubilados velando por sus nietos en los parques infantiles o en los bancos de los jardines, donde se escuchan las voces de la experiencia, las voces de la realidad, con nitidez asombrosa. Conviene escucharlos ante la carencia de cultura urbana que padecemos. Conocen piedra a piedra nuestras calles, fruto de sus trayectos cotidianos que no tienen paradas. Son un ejemplo para aquellos políticos cuyo tiempo les sobrepasa, acostumbrados a la comodidad social más que a la gestión dinámica.

Otrosí digo

La fusión, absorción o concentración de actividades bancarias, han motivado el "reajuste" de plantillas, o sea el desempleo tempranero al que aludimos. Las entidades bancarias, en su afán de reducir costes, han convertido la mayoría de sus oficinas en locales de consulta carentes de Caja. Es decir que, si por cualquier circunstancia, Vd. se olvida la tarjeta, no tiene posibilidad de extraer fondos por ventanilla, salvo en contadas sucursales, en las que cualquier operación en efectivo tiene sus horarios. La fidelidad de domiciliar nóminas u otras operaciones no siempre es bien correspondida.