El día seis de febrero se cumplieron cien años en que se publicó la Ley de seis de febrero en el parlamento británico, por la que se permitía que las mujeres mayores de 30 años pudieran ejercer su derecho a votar. Han tenido que pasar diez años más, hasta 1928, para que lo pudieran hacer a la misma edad que lo hacían los hombres, a los 21 años.

La conquista de los derechos en busca de la igualdad, la justicia en su más amplio sentido, nunca ha sido fácil. El enfrentamiento al poder establecido es una constante a lo largo de la historia y en Inglaterra no iba a ser diferente.

Las partidarias del voto femenino, no solo para poder ejercer tal derecho sino también para poder ser elegibles, se encadenaban a las vías del tren, saboteaban líneas eléctricas y llevaban a cabo verdaderas alteraciones del orden público cuando convocaban alguna manifestación. Se dice que llegaron a detonar una bomba en la casa de un ministro, la fundadora de este movimiento sufragista fue Emmeline Pankhurst. Una de las acciones más destacadas y con mayor impacto mundial fue el acto llevado a cabo por la militante Emily Davison, lanzándose a a las patas de un caballo mientras se desarrollaba la famosa carrera conocida como el Derby de Epson en el año 1913 y que produjo la muerte de la militante.

La gran líder de este movimiento sufragista fue Emmelinz Pankhurst. Una de las mil maneras de presionar fue mediante la convocatoria de una huelga de hambre para conseguir que las autoridades aceptasen y regulasen el derecho al voto de las mujeres en las mismas condiciones que los hombres. Entre otros argumentos, se utilizaba el de que los varones tenían derecho a votar con menos edad que las mujeres porque estos tenían que ir a las guerras y, en consecuencia, tras la muerte de muchos de ellos, los hombre en los procesos electorales se convertirían en minoría.

Ante tal presión, las Fuerzas encargadas de la seguridad detenían y encarcelaban a aquellas mujeres que se resistían a abandonar su posición reivindicativa. En la cárcel seguían sin comer, porque sabían que si se ponían muy débiles tenían que ponerlas en libertad, lo cierto era que tan pronto como recuperasen el peso adecuado, volvían a ser encarceladas.

Para una buena parte de historiadores, el papel que tuvo que jugar la mujer en el transcurso de la Primera Guerra Mundial fue muy importante, ya que se vio en la necesidad de acudir a las fábricas y a los centros de trabajo que hacían posible que el ritmo de vida de aquella sociedad no decayese. En muchas ocasiones eran trabajos especialmente duros pero que era necesario llevar a cabo por la única mano de obra que quedaba en las ciudades. También se vieron en la necesidad de atender las obligaciones familiares, velar por los bienes y derechos, no solo de los hijos, sino también atender a los mayores, abuelos, padres, etc., porque los jóvenes tuvieron que acudir a los campos de batalla.

La importancia de Emmeline Pankhurst en el Reino Unido fue demostrada una vez más en 1929, cuando un retrato suyo fue añadido a la National Portrait Gallery. La BBC dramatizó su vida en la miniserie de 1974 Shoulder to Shoulder, con la actriz galesa Sian Phillips en el papel de Emmeline Pankhurst. En 1987 una de sus casas de Manchester fue abierta como el Centro Pankhurst, un museo y lugar de reunión exclusivo para mujeres. En 2002, Pankhurst fue posicionada en el número 27 de la encuesta de la BBC Los 100 Grandes Británicos.

Nueva Zelanda fue la primera comunidad que aprobó el voto femenino en el año 1893; Australia, en 1902; Finlandia, en 1906; Noruega, en 1913; la Unión Soviética, en 1917; Estados Unidos, en 1920; y en España se reconoció el derecho de voto femenino con la Constitución de 1931, en la que de una forma directa se reconoció la edad de 23 años para votar, tanto por parte del hombre como de la mujer, el llamado sufragio universal.