El oso de las cavernas, esa imponente bestia de dos metros de alzada en cuyos huesos fósiles los europeos de otros siglos creyeron ver la prueba de la existencia de los dragones, convivió con los primitivos pobladores de la península Ibérica durante más de 300.000 años. Se ha demostrado que en Atapuerca (Burgos), humanos y osos se alternaron en el uso de la cueva por miles y miles de años. Y también sabemos que llegaron a Galicia. Pues bien, investigadores del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal de A Coruña han esclarecido ahora un poco más el pasado gallego de esta especie al localizar en la llamada Cova da Ceza, situada en la aldea de Noceda (en el municipio de Folgoso de O Courel), nuevos restos óseos -cuya antigüedad podría remontarse a unos 38.000 años-, que certifican que el oso cavernario tuvo una presencia continuada en la comunidad hasta su extinción, hace aproximadamente 14.000 años.

"La presencia de esta especie en la Cova de Ceza ya había sido certificada por nuestro propio equipo de investigación hace varios años, así que este nuevo hallazgo lo que nos permite es corroborar que el oso cavernario tuvo una existencia alargada en Galicia, que se prolongó, además, durante un largo periodo de tiempo, desde hace 40.000 años hasta cerca de los 14.000", explica la doctora Aurora Grandal-D´Anglade, especialista nacional en paleontología animal del Instituto Universitario de Xeoloxía de A Coruña, quien además subraya que esta última fecha es "especialmente interesante" ya que demuestra que la especie perduró durante mucho más tiempo en la comunidad gallega. "En Centroeuropa desapareció mucho antes, hace unos 28.000 años", señala Grandal.

Entre las 26 piezas recuperadas por los investigadores coruñeses en Folgoso de O Courel, se incluyen varias vértebras, costillas, tibias, fémures, mandíbulas y hasta fragmentos de una dentadura de importante valor paleontológico.

"Los huesos se encuentran en muy buen estado de conservación y están poco fragmentados. Además, pertenecen a osos de diferentes edades", relata la experta del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal de A Coruña, y añade: "Este hallazgo también nos permitirá conocer más datos sobre la forma de vida de la fauna que habitó la cueva y nos ayudará a caracterizar mejor este yacimiento, hasta ahora uno de los pocos que se conocen en Galicia", destaca la doctora Grandal.

Uno de los pocos, pero no el único, ya que en otras cuevas de la comarca de O Courel, como la de Eirós o la de Liñares, también se han localizado huesos de oso cavernario. Y no sólo eso. En la de Pala do Rebolal, situada en el parque natural de Serra da Enciña da Lastra (en Ourense), fue donde se descubrieron los restos óseos de esa especie más recientes que se conocen en Europa. "Las dataciones obtenidas en ese lugar demostraron que la cueva había sido ocupada por los osos durante un largo periodo de tiempo, al menos unos 7.000 años, pero el dato más interesante es que se encontraron los restos más recientes de Europa, con unos 13.700 años de antigüedad", señala la paleontóloga del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal de A Coruña, quien además reconoce que la mayoría de las oseras localizadas en Galicia hasta el momento se encuentran en la zona este de la comunidad.

"Se podría establecer un perímetro que iría desde Triacastela hasta la zona de O Courel y que finalizaría en la comarca de Valdeorras", explica Aurora Grandal.

Los huesos descubiertos en el interior de la Cova de Ceza todavía están siendo analizados por el equipo de investigadores del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal de A Coruña. Una vez culminen sus pesquisas, quedarán depositados en las instalaciones que posee la entidad en el campus de Elviña.