La Guardia Civil detuvo a última hora de la tarde del sábado a un empleado del geriátrico Virgen del Consuelo de Valdemoro (Madrid) tras la muerte de dos ancianos enfermos, uno de ellos natural de Lugo, que fallecieron después de pasar varias horas desatendidos en una furgoneta de la residencia.

Los ancianos, que padecían demencia senil y se movían en silla de ruedas por su discapacidad, pasaban el día en la residencia de ancianos y luego dormían en sus domicilios. Pero este sábado no llegaron a sus casas, por lo que sus familiares acudieron al centro al no recibir noticias de ellos.

Entonces se inició una búsqueda, que concluyó cuando descubrieron los cadáveres de los dos ancianos, de 83 y 87 años, en el interior de la furgoneta de transporte del geriátrico. La Guardia Civil detuvo a un empleado de la residencia madrileña, acusado de sendos delitos de homicidio por negligencia.

Según informó el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), el detenido, siempre según la documentación previa que obra en poder del juzgado, era el responsable del traslado de los dos ancianos, de 87 y 83 años, que fallecieron tras permanecer un número todavía indeterminado de horas en el interior del medio de transporte.

La Policía Judicial informó el domingo al juzgado de que el procesado había sido puesto en libertad al haber reconocido en su primera declaración los hechos, tener arraigo en la zona y al no haber riesgo de fuga.

El director de la residencia, Luis Miguel Aranda relató que no fue hasta que volvió a la furgoneta cuando encontró los cadáveres, momento en el que se les trasladó a una habitación "para ver si se podía hacer algo con ellos", aunque allí se comprobó que "no se podía hacer nada". Posteriormente, se avisó a las familias y "se les contó exactamente lo que pasó, al igual que a la Guardia Civil". Del mismo modo, quiso agradecer que las familias, dentro de las circunstancias, "se hayan comportado de maravilla".

Ningún proceso contra el centro

Vecinos y un familiar de uno de los dos ancianos fallecidos lamentaron ayer lo ocurrido y remarcaron que en el centro de día los ancianos recibían un trato "bastante correcto", por lo que atribuyeron el accidente a un "descuido".

La cuñada del fallecido Jerónimo Tejomo sostuvo que "es una cosa muy fuerte." Pero "siempre había estado bien", se lamentó. En este sentido, afirmó que Jerónimo se "encontraba bien" y recalcó que sus hijos "no tenían quejas" de recibir un trato inadecuado por parte del centro. Además, comentó que los hijos de la víctima "no quieren" iniciar ningún tipo de proceso contra el centro porque "a su padre no se lo van a devolver".

Por otro lado, una vecina que reside frente al centro geriátrico, Isabel, afirmó que "ha sido una desgracia" y que los ancianos pasaron "desde la mañana hasta la tarde" en la furgoneta y que, probablemente, murieron "por deshidratación" o "falta de medicación". "Ha sido una desgracia muy dolorosa para las familias de los difuntos y también para ellos", indicó.

Esta vecina subrayó que "en la residencia les tratan bien" y que "no hay ningún problema de quejas ni de denuncias" sobre el centro. "Sacó a dos o tres y los otros dos estaban en silla de ruedas. No sé qué pasaría luego que se le olvidó", zanjó. Por último, un vecino de Ciempozuelos que vive en una casa contigua al centro, Pedro, relató que los propietarios del geriátrico "son buenas personas y vecinos de toda la vida".

El director de la Residencia Virgen del Consuelo de Ciempozuelos, Luis Miguel Aranda, pidió ayer disculpas a las familias de los dos ancianos, de 83 y 87 años, fallecidos en el centro tras pasar varias horas desatendidos en el interior de una furgoneta, a la vez que admitió su completa responsabilidad en los hechos del pasado sábado.

En una comparecencia pública, un Aranda visiblemente nervioso admitía "ser el único responsable" de un error que ha traído "unas consecuencias trágicas" y por el que ha pedido perdón a las familias.

Sobre el relato de los hechos, el director del centro recordó que todo sucedió de la forma "más simple y estúpida que se pueda imaginar". En este sentido, detalló que recogió a los ancianos con la furgoneta y, al llegar a la residencia, subió primero a los que pueden caminar. Tras dejarlos en una sala con una de las cuidadoras, se dispuso a volver al vehículo a por los dos ancianos que permanecían en sus sillas de ruedas y no pudo precisar "si fue una llamada o la visita de un familiar de otro anciano" lo que le hizo que se le "fuese de la cabeza recoger a los abuelos".