-¿Cuál es el rumbo en la actualidad de la Universidade da Coruña?

-El que tiene que ser el rumbo de toda universidad pública en la España del siglo XXI, un rumbo de eficiencia, de competitividad y de excelencia, que son las tres funciones básicas de una universidad, fundamentalmente una universidad pública. La docencia, la investigación y la transferencia de resultados a la sociedad para aportar al desarrollo social y económico, es decir, lo que llaman la tercera misión de las universidades.

-¿Y va por buen camino?

-Dentro de ese rumbo o propósito, cada universidad tiene sus propias armas. Vamos, además, a un sistema universitario de especialización en áreas de conocimiento determinadas frente a un sistema actual de universidades muy generalistas, muy funcionariales, muy iguales. La UDC tiene su gran fortaleza en sus titulaciones tecnológicas, que prácticamente representan un 50% de las de Galicia.

-Como presidente del Consello Social, ¿le decepcionó que, hace dos años, la UDC no se presentó al campus excelencia?

-Soy consciente de las dificultades y de las limitaciones que tiene la UDC. Sí que me hubiera gustado que la Universidade da Coruña hubiera presentado su propio proyecto de campus de excelencia, pero también estoy satisfecho de que participe en el campus de excelencia de la Ciudad del Mar que ha presentado la Universidade de Vigo. Vamos a ver si ahora, en la tercera convocatoria, somos capaces de presentar una buena candidatura.

-Dice que es consciente de las dificultades y limitaciones de la UDC. ¿Cuáles son las que más coartan?

-Las que todos sabemos. Hay un problema de financiación. La UDC es una de las universidades españolas, si no la universidad española que tiene menor financiación pública por alumno, su participación en el sistema de financiación del sistema universitario gallego está en el 27%, que entendemos que está por debajo de lo que su realidad es y representa actualmente. Es una universidad joven, frente a otras que tienen cientos de años de tradición y experiencia, tiene un déficit histórico de infraestructuras, y en estos momentos la insuficiencia financiera dificulta asumir mayores retos.

-¿Qué se puede hacer para que el peso de las universidades en Galicia se reparta de modo más ecuánime?

-Desde el punto de vista de la UDC, trabajar duro con mayor eficiencia y competitividad, para que, no en la parte de financiación estructural, que va por criterios fijos, sino en la parte que va por objetivos, que es variable, seamos capaces de obtener el mayor porcentaje de financiación posible. Eso en cuanto a la financiación pública. Y luego hay que mejorar la captación de recursos propios por las dos vías conocidas: la formalización de contratos con las empresas y acudir a concursos competitivos, sobre todo de la innovación y la investigación.

-¿La UDC depende demasiado de los fondos públicos?

-Probablemente todas las universidades públicas españolas dependen demasiado de la financiación. Los tiempos han cambiado; hoy hay que acudir también a otras fuentes. El sistema de financiación actual es francamente mejorable.

-El asesor empresarial británico Nigel Barlow alerta de que no se debe confundir innovación con adaptación. ¿La UDC está tomando como partida Bolonia para innovar en la formación o sólo adaptándose a nuevas exigencias?

-La innovación es una actitud. Es un permanente inconformismo que lleva a los que tienen que ser innovadores por sus responsabilidades a mejorar continuamente, a competir y a ser capaces de crear productos y servicios -en el caso de las universidades, docencia e investigación- con valor añadido, que provoquen la atracción del talento. Bolonia responde a una idea de globalización de la enseñanza pública superior, fuerza la innovación. Creo que las universidades públicas españolas, y desde luego la UDC, son conscientes de que tienen que ser innovadoras.

-¿Y lo están siendo ya?

-Yo creo que sí. En la medida de sus posibilidades y con las limitaciones a las que antes nos hemos referido.

-La Xunta eliminará el próximo año los másteres con menos de cinco alumnos. ¿Estaban mal planteados?

-El último informe La universidad española en cifras, publicado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), dice claramente que hay un exceso de capacidad productiva, aproximadamente de un 13%. Las universidades tienen que acometer en los próximos años un proceso progresivo de adaptación de la oferta académica a la demanda social. Hay unos desfases importantes, fundamentalmente en las titulaciones de Humanidades, ciencias experimentales y técnicas.

-¿Se crearon másteres en función del personal?

-Eso puede ser un riesgo. Hay que ir a una racionalización progresiva de los recursos universitarios, pero hay que tener en cuenta que las universidades son instituciones públicas que tienen una capacidad de adaptación relativa y que, por tanto, necesitan tiempo.

-¿Se ha dado el caso, entonces?

-Ahí está el ejemplo de todas las universidades públicas españolas. Sabemos que el mapa de titulaciones de grado y el mapa de posgrados no es el que debería ser desde el punto de vista de la perfecta adaptación a las necesidades y las demandas sociales y a la racionalización de recursos.

-¿Hasta qué punto debe regirse la oferta académica por la demanda empresarial?

-Las universidades son instituciones que no tienen una rapidísima capacidad de adaptación a un entorno -tienen una estructura de derecho público, funcionarial, etc.- y son un servicio público, no son empresas que se adapten de manera automática a las exigencias del mercado. Siempre habrá que atender a cubrir una serie de servicios mínimos en titulaciones aunque no tengan una gran demanda social, pero no se pueden tener esas titulaciones en todas las universidades públicas, habrá que ponerlas en una sola universidad.

-¿Qué papel debería desempeñar la universidad en la sociedad coruñesa?

-La universidad desempeña un papel absolutamente esencial en la sociedad: al final, los motores de la sociedad civil -las empresas, los autónomos, los trabajadores- son capital humano, y las universidades son las grandes fábricas de capital humano.

-Pese a que A Coruña tiene el área metropolitana que genera más riqueza de Galicia, parece haber perdido peso últimamente con respecto a otras ciudades.

-En cuanto a la UDC, lo que representa está todavía por debajo de lo que representa el entorno socio-económico del área de A Coruña. Esta es una de las razones que hemos esgrimido para solicitar una mejora en la financiación.

-¿Se aprovecha lo suficiente el talento en la universidad? ¿Se premia la excelencia?

-Así tiene que ser. La universidad tiene que responder estrictamente a los principios de esfuerzo, mérito y capacidad.

-¿Debería ser más elitista académicamente en el acceso?

-La universidad sólo debe acoger a aquellos alumnos que tienen esa capacidad y que están dispuestos a aportar el esfuerzo y el mérito. Pero la palabra elitista a mí no me gusta. El sistema tiene que permitir a todos los estudiantes el acceso con independencia de su capacidad económica y, para eso, tiene que haber un buen sistema de becas. Por la misma razón, un sistema como el español no se puede permitir alumnos que no aportan ese esfuerzo y mérito.

-¿Qué haría con los que tardan 10 años en acabar la carrera?

-Tiene que haber normas de permanencia e incrementar el coste de las segundas, terceras y sucesivas matrículas para que no se produzca un aprovechamiento indebido de recursos públicos.

-¿Lo evitaría exigir más académicamente para entrar?

-En todo el sistema educativo, lo que tenemos que conseguir es que realmente se valore y que quien accede a él sea consciente de sus obligaciones y las asuma y las cumpla.

-¿Para cuándo la residencia?

-La residencia pública universitaria es una necesidad urgente de la UDC. A la UDC se le han creado unas expectativas de realizar una residencia pública determinada fondos públicos pero las circunstancias económicas han cambiado desde que empezamos a hablar de la residencia y parece lógico que ese primer proyecto hoy no sea viable. Hay que acercar posiciones y ser capaces de hacer la mejor residencia pública universitaria posible en el más breve plazo de tiempo.

-Y no necesariamente con fondos exclusivamente públicos.

-Público-privada no me parece malo, depende de las circunstancias. Hay que encontrar la mejor solución de las posibles, que probablemente no satisfaga 100% ni a la Xunta, ni a la UDC ni a su Consello Social.

-¿Ve necesario acometer cambios en la gobernanza y la gestión de las universidades?

-Junto con la financiación, la gestión y la gobernanza es el otro gran tema que tiene que abordar la universidad española. Los sistemas de gestión y gobernanza actuales ya han cumplido su papel en la España de determinados años y se han quedado desfasados, son demasiado horizontales y con ausencia de jerarquías piramidales, excesivamente corporativos... lo que se ha dado en denominar por los estudiosos una hiperdemocracia corporativa. Lo importante es que esto se haga de la mano de las propias universidades.

-¿Y quieren hacerlo?

-Lo que no quieren es que el cambio se haga por la vía de agresión externa, sino por la vía de la mejora interna, y eso me parece absolutamente asumible.

-Habría que cambiar el sistema de representación en las universidades.

-Hay una ausencia de jerarquías piramidales. Es importante que el rector tenga las armas suficientes para desarrollar las políticas que la universidad necesita y en este momento, por el sistema de elección de los cuadros intermedios, cuya autoridad no procede directamente del rector, es difícil que un rector, aunque sea un magnífico gestor, pueda hacer una gestión eficiente.