Pese a que los estudiantes gallegos se matriculan, de media, en 59,09 créditos cada curso, a la hora de la verdad son evaluados de 45,5 créditos -al menos así ocurría en 2010-2011-, que representan un 77% del total en el que están inscritos. Eso implica que suelen optar por no presentarse a evaluaciones de asignaturas que suman más de trece créditos. Sin embargo, eso no obvia que, a la hora de realizar la matrícula, sí tengan que abonar su importe, sobre todo teniendo en cuenta que el primer año que se cursa un grado a tiempo completo hay que matricularse en 60 créditos.

Aunque las tasas universitarias en Galicia se hallen entre las más bajas de todo el Estado, el hecho de que opten por un no presentado supone que, de media, si cursan una carrera de ciencias, una ingeniería o una arquitectura, realizan una inversión de 188,7 euros que no van a amortizar, académicamente hablando, y que supondrá un desembolso cuando menos equivalente durante el siguiente curso si no se trata de materias optativas. En el caso de un estudiante que opte por una titulación englobada en ciencias sociales y jurídicas o arte y humanidades, donde el precio por crédito es más económico, ese desembolso que ni siquiera sería de 133 euros.

El hecho de que en Galicia los universitarios solo se evalúen del 77% de los créditos en los que se matriculan (4,5 puntos menos que la media estatal) supone también que la comunidad sea la segunda, tras Canarias, en la que los estudiantes se examinan de un menor porcentaje de créditos. Otra vez la excepción, por arriba, la marca Ciencias de la Salud, donde los alumnos se presentan a las convocatorias correspondientes a nueve de cada diez créditos.