La mala nutrición y la salud, no la raza o el origen étnico, son la causa de la mayoría de las actuales grandes diferencias en el crecimiento fetal y el tamaño del recién nacido. Por ello, el crecimiento de los bebés en el útero y su tamaño al nacer, especialmente su longitud, son sorprendentemente similares en todo el mundo cuando los bebés nacen de madres sanas, con buena formación y bien alimentadas.

Ese es el hallazgo de un estudio de ámbito internacional, denominado Intergrowth-21, liderado por investigadores de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, que implicó a casi 60.000 embarazos en ocho áreas urbanas de Brasil, China, India, Italia, Kenia, Omán, Reino Unido y Estados Unidos, y cuyos resultados se publican en Lancet Diabetes & Endocrinology.