Los padres con escasos recursos económicos, cuyos hijos se encuentran en riesgo de exclusión social, pueden al menos ofrecer a sus pequeños participar en actividades gratuitas o de bajo coste. De las 18.000 familias gallegas que, según cifra la Xunta, se encontraban en una situación de pobreza grave durante el primer semestre del año, 8.300 residen en A Coruña y no tienen ingresos. En la ciudad y sus inmediaciones existen propuestas de ocio que contemplan los varapalos de la actual crisis económica para las familias. Surf, música y otras actividades son algunas de las propuestas de aprendizaje y recreo de las que pueden beneficiarse sin deteriorar la economía doméstica.

Aquellos niños que deseen aprender a tocar un instrumento están de suerte. Los jóvenes entre 8 y 14 años aficionados al mundo de la música cuyos padres no dispongan de recursos para comprar un instrumento pueden ahora cumplir su sueño. El Conservatorio Profesional de Música de A Coruña dispone desde hace varios años de un banco de préstamo para que ningún niño se quede sin aprender por los costes derivados de su afición.

Clarinetes, bombardinos, tubas, fagots, trompas, trompetas, saxofón, violines, contrabajos, violas, violonchelos y guitarras componen esta bolsa de préstamo. Estos instrumentos, en su mayoría de viento, tienen un coste elevado, aun el periodo de aprendizaje básico, que no baja de los 900 euros, según el director del Conservatorio Profesional de Música de A Coruña, Jesús López Prado.

"No pedimos a nadie que nos demuestre nada, confiamos en la buena voluntad de la gente", asegura López preguntado por los requisitos que se deben cumplir para beneficiarse de esta iniciativa. Los instrumentos se prestan durante el periodo académico y se devuelven al finalizar el curso para llevar a cabo su mantenimiento.

Las familias interesadas en beneficiarse de esta oportunidad deberán abonar, no obstante, los gastos de matriculación, que, para facilitar el acceso a estos estudios, se permite abonarlos en dos pagos.

Cabalgar sobre las olas ya no es una quimera económica, como lo fue antaño. El responsable del centro Namarea Surf de Muros, Francisco Aller, encabeza dos iniciativas para acercar este deporte a los más pequeños. Desde la creación de la escuela en 2013 busca, en colaboración con los ayuntamientos, a jóvenes cuyas familias tengan escasos recursos económicos para que se animen y tomen sus primeras lecciones de forma gratuita. Por otro lado, Aller es responsable del proyecto Ningún niño sin surf, mediante el cual, aquellas personas que se impliquen en las distintas actividades del programa pueden recibir una clase gratuita. La playa de Areamaior en Muros recibirá hoy a aquellos que deseen intercambiar su objeto favorito de este verano por una sesión aprendiendo a domar las olas.

"Practicar surf es más barato de lo que piensa la gente", según este joven de Muros. "A la hora de comprar el material hay gente que se sorprende", afirma. El profesor de Namarea estima que se puede conseguir una tabla sencilla pero "para toda la vida" por entre 300 y 400 euros y que, si aumentamos el presupuesto a 500 euros, se puede adquirir el equipo completo.

Aller apunta que el surf "es un deporte muy completo, el mejor antidepresivo, gimnasio y solárium" y reconoce que mucha gente no se atreve a practicarlo, pese a iniciativas como Ningún niño sin surf, porque considera que es muy costoso.

Los jóvenes coruñeses cuyas familias se encuentren en una situación económica delicada pueden ahora participar en los programas de Ocio Educativo y Diversidad que tienen lugar en su ciudad gracias a una de las ONG que operan en ella.

Axuda en Acción, en colaboración con el Ayuntamiento de A Coruña, firmó el pasado junio un convenio por el cual se ofrecen 200 plazas para que los niños cuyas familias tengan rentas bajas puedan participar en el Programa de Ocio Educativo y otras 20 para aquellos jóvenes que deseen formar parte del Programa Coruña Diversidad, en el que participarán niños con autismo, dislexia, con TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) o con altas capacidades intelectuales.

La delegada de esta entidad en A Coruña, María José Tejera, reconoce "reticencias" por parte de los padres a la hora de beneficiarse de este tipo de ayudas. Durante el primer proyecto piloto, desarrollado en un entorno rural, se advirtieron las primeras reservas de los progenitores a participar en la iniciativa pero, una vez dentro, "se fue creando una relación entre los padres y entre los niños" y el resultado fue positivo.