Las conexinas son una familia de proteínas cuya función es establecer puentes de comunicación entre las células. Esos puentes de comunicación están ampliamente distribuidos por todos los tejidos y órganos y su papel resulta esencial para el buen funcionamiento del organismo. Sin conexinas, por ejemplo, resultaría imposible la transmisión del impulso cardíaco que origina la contracción del corazón, la comunicación rápida entre las neuronas del cerebro o la propagación de los impulsos nerviosos. La alteración o disfunción de estas proteínas puede favorecer, por tanto, el desarrollo de enfermedades neurológicas (como el ictus, los tumores cerebrales o la epilepsia), cardíacas, reumatológicas o de la piel, así como de diversos tipos de procesos infecciosos.

"Las conexinas son unas proteínas esenciales para mantener el correcto funcionamiento de los tejidos, de ahí la existencia de multitud de enfermedades relacionadas con alteraciones funcionales en alguno de los 21 tipos de conexinas descritas en humanos", explica María Dolores Mayán, científica del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic) y miembro del comité organizador de la segunda edición del seminario Science Xpression, que se celebra estos días en A Coruña y Santiago. El encuentro -organizado, conjuntamente, por el Inibic, las universidades de A Coruña (UDC) y Santiago (USC), el Servizo Galego de Saúde (Sergas) y la Fundación Barrié, y que también cuenta con el apoyo de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (Sebbm) y de la editorial The Company of Biologists- contará hoy con un simposio que reunirá en el Paraninfo de la UDC a algunos de los más destacados investigadores internacionales en el campo de la comunicación celular y los mecanismos relacionados con el mal funcionamiento de las conexinas y la aparición de determinadas dolencias, como Christian Naus (The University of British Columbia, Canadá), Dale Laird (Western University London, Canadá), Brenda Kwak (University od Geneva, Suiza), Luc Leybaert (Ghent University, Bélgica), Arantxa Tabernero (Universidad de Salamanca) o la propia María Dolores Mayán. La investigadora expondrá los resultados de los estudios del Inibic sobre las funciones de la conexina 43 en el cartílago articular y su implicación en el desarrollo de la artrosis. Dos trabajos en los que se describe el hallazgo de una nueva diana terapéutica para el tratamiento de la enfermedad, que han sido premiados, recientemente, por la Sociedad Española de Reumatología y que han dado lugar al desarrollo de una patente en Estados Unidos y a la creación de otra europea, todavía en proceso.

Estos avances, tal y como explica Mayán, surgieron de la investigación básica en enfermedades reumáticas del equipo que coordina el director médico del Inibic, Francisco Blanco, una referencia internacional en este campo. El grupo coruñés demostró, por primera vez, que los condrocitos, las células del cartílago, el tejido que cubre el hueso y le permite la movilidad, mantienen conexiones entre sí, cuando hasta entonces se pensaba que funcionaban de forma aislada y que no mantenían vínculos entre ellas. En esta comunicación, además, transfieren sustancias en forma de nutrientes como glucosa, aminoácidos esenciales o microARN, con lo que cumplen una misión metabólica imprescindible. De ahí que preservar esta conexión intracelular sea un proceso básico para el buen estado del cartílago, tal y como apunta la científica coruñesa.

" Hemos visto, además, que los pacientes con artrosis presentan altos niveles de conexina 43 en el cartílago articular", indica Mayán, quien subraya que su investigación "siempre está enfocada a la búsqueda de una diana terapéutica contra la enfermedad", de ahí que el siguiente paso sea desarrollar "fármacos que modulen o reduzcan la expresión de esa proteína", de manera que el cartílago pueda regenerarse. "Sabemos que incluso los pacientes de grado 1 presentan niveles muy elevados de esa proteína. Si lográsemos actuar en esa primera fase, podríamos evitar el desarrollo de la artrosis", concluye la investigadora.