Los participantes en el Sínodo de los obispos sobre la familia denunciaron la imposición en algunos países de la llamada ideología del género y las "leyes antifamilia", explicaron ayer sus representantes en el Vaticano.

La Santa Sede publicó ayer los resúmenes de los Círculos Menores -grupos lingüísticos en los que han sido divididos los 270 padres sinodales presentes-, tras las discusiones de la primera semana sobre el Instrumentum Laboris, documento base sobre el que discuten acerca de La escucha de los desafíos que afronta la familia.

Los grupos de idioma italiano destacaron los "riesgos de la ideología del género -como se conoce a la teoría en la que se propone eliminar las diferencias entre los sexos- y su incidencia negativa en los programas educativos de muchos países". En su resumen, los italianos hicieron hincapié en "la exigencia" de reiterar "que el único modelo de familia corresponde a la doctrina de la Iglesia y está fundado en el matrimonio (entre) hombre y mujer". Los obispos y cardenales que integraron esos grupos manifestaron la necesidad de "expresar el ideal de la castidad y del valor del amor oblativo".

Los grupos en francés subrayaron en primer lugar que "los contextos históricos y culturales no son los mismos" cuando se habla de la familia y que no es posible hablar de la presencia de la Iglesia católica de la misma manera en todas las partes del mundo. Por ello notaron que el Instrumentum Laboris se redactó incluyendo una "problemática muy 'europea' o 'demasiado europea', con el riesgo de considerar las cosas con un prisma particular". También entre los franceses se mencionó la "teología del género" para subrayar su "carácter ideológico" y para destacar que se difunde "y a veces se impone por parte de ciertas organizaciones internacionales".

Un tema que también abordaron los padres sinodales hispanohablantes que denunciaron la "biotecnología y (teología) de género que definieron como "las mudanzas antropológicas" y consideraron que "son más profundas de lo que nos imaginamos". También se instó a la Iglesia a "ser servidores de la familia" y a "convertir las leyes antifamilias en leyes muertas".