El papa Francisco visitó ayer por primera vez en su pontificado el Templo Mayor de Roma, la principal sinagoga de la capital, desde donde defendió "que la violencia del hombre sobre el hombre se contradice con cualquier religión". Como ya hicieron sus predecesores, después de la visita de Juan Pablo II en 1986 y la de Benedicto XVI, Francisco se acercó ayer al barrio judío de Roma testigo de deportaciones masivas en 1943.