Hace tiempo que dejó de tener pelos en la lengua, se cortó la coleta y empezó a peinar canas. El actor gallego Sergio Pazos confiesa que la situación histórica actual es "patética, muy patética", y que antes de cambiar el mundo se iría a otro mejor, porque considera que en este solo habrá paz el día "que vengan unos extraterrestres y se carguen a los que están destruyendo el planeta". No tiene aficiones por falta de tiempo. El placer, para él, está en tomar cañas con los amigos, los buenos vinos, la buena comida, y en la bicicleta. Se encuentra en uno de los momentos más amables de su carrera como actor, entre el teatro, la televisión y los monólogos, escritos por él, que representa en bares y salas: Se galego my friend! y Revento se non o conto.

-¿Por qué decidió dedicarse a la interpretación?

-Sabiendo que no tenía ninguna posibilidad para vivir como miembro de la casa real, bien por descendencia directa, o por casamiento con algún heredero o familiar, mi otra opción era dedicarme a la política. Pero existía la probabilidad de acabar siendo un poco egoísta y terminar corrupto. Mis padres nunca me lo perdonarían? Visto lo visto, me quedaba únicamente otra profesión relacionada con el canalleo, el buen vivir y el libertinaje? Y acá estoy.

-¿Qué le ha aportado y qué le ha quitado la televisión?

-¿Qué me ha aportado? Ingentes cantidades de dinero. ¿Qué me ha quitado? Un montón de tiempo que podría haberlo utilizado para salir por ahí de juerga con mis amigotes. Quitar, quitar? Me ha quitado mucha salud, pues el hecho de que te inviten a todas las copas por ser famosete acaba resintiendo aquella salud de hierro que mi abuela decía que tenía?

-¿Con cuál de los papeles televisivos que ha interpretado se siente más identificado?

-Uno de los personajes que más me ha hecho disfrutar ha sido el Paspallás de la serie Pratos Combinados de la TVG. Era el repartidor de cervezas del bar, y, entre toma y toma, el tener siempre a mano tan buen producto, me obligaba a catarlo de vez en cuando. Un actor del método es lo menos que puede hacer, ¿o no? También me lo pasé muy bien con Caiga quién Caiga. Meter en vereda a políticos es un placer que muy pocos mortales han tenido a su alcance. Y, últimamente, la gente me mira con bastante envidia, pues en otra serie mítica, pero esta vez de TVE, Cuéntame cómo pasó, tengo un romance con la actriz Ana Arias, o sea, Paquita.

-¿Con qué director ha trabajado más a gusto?

-Es muy difícil sentirte cómodo con un director, y me atrevería a decir que, incluso, no deberías nunca sentirte cómodo hasta el final de los ensayos, o el final de la grabación. Su obligación, si es bueno, es que te esfuerces y trabajes el doble de lo que tú crees que eres capaz, para poder sacar lo mejor de ti y que eso se note. Tú puedes fabricar un personaje, dentro de lo correcto y profesional, pero si un director sabe que puedes llegar a dar más, su obligación será hacerte sufrir durante dos meses de ensayos y tú acabes odiándole. Eso sí, también cuando el rodaje termina, o la obra se estrena? acabarás abrazando a ese pequeño cabritillo, que tanto te hizo sufrir, y le comerás a besos.

-Aparte de interpretar a Pepe, el único gallego de Cuéntame cómo pasó, ahora está con Cuéntame cómo pasóLos Diablillos Rojos

-El teatro es lo más grande. No puedes fallar nunca. Aquí no se repite. Es una reválida continua. Ya puedes haber hecho ayer el mejor Hamlet de tu vida, que mañana tienes que hacerlo por lo menos igual. Y para otro público, que también ha pagado, y que se merece que les des lo mismo. Aquí no hay segunda toma, como en el cine o la televisión. Aquí se pone toda la carne en esa hora y media, o dos horas, o incluso tres que dure el espectáculo y hay que darlo todo. Si al final el público te aplaude y puedes llegar a vivir de ello, lo has conseguido chaval, eres un actor. El cine es la disciplina que menos he trabajado, pero la sensación de que vean un primerísimo primer plano de un ojo tuyo intentando transmitir algo, es técnicamente complicadísimo, y muy agradecido en la gran pantalla. El cine da categoría, presencia. El buen cine, claro. Y la televisión te da popularidad. Que salgas en TVE tres minutos haciendo de Pepe y te vean casi cuatro millones de personas pues, quieras o no, ayuda a ser un personaje conocido. Que sea bueno o no ya da para otra entrevista.

-¿Ha sobrepasado ya las expectativas que tenía cuando decidió dedicarse a la interpretación, o aún le queda alguna espinita clavada?

-La verdad es que sí. Aquella vez que me ofrecieron hacer un cameo en una peli porno con Tracy Lords. En ese momento, yo estaba haciendo un cursillo con Nacho Vidal y se me ponía muy complicado viajar a EEUU. Ella no podía dilatar más esa escena, y me dejó por otro. Vamos, que hizo la escena con otro actor. Después ella triunfó en ese mundo y yo me quedé con las ganas? de todo.

-¿Cómo definiría su carrera profesional?

-Mi carrera profesional ha sido siempre hacer más carrera que el camarero después de hacer un sinpa? ¡Cómo corro, por Dios!