El ejercicio puede ser un tratamiento eficaz para los niños que padecen cáncer, mejorando su condición física entre un 15 y un 20%, y un 10% en el caso de afectados con fibrosis quística, según aseguran desde la Asociación Española de Pediatría. Los médicos señalan que pese a que el pensamiento general es que no deberían realizar esfuerzos físicos porque existe una "sobreprotección", la evidencia científica revela que mejora su calidad de vida.