"Es insoportable escuchar que mastiquen chicles, coman cosas crujientes, que el teclado del ordenador haga tanto ruido...". "Odio que sorban la sopa delante de mí". "Me pone de los nervios oír como la gente se besa o cómo los cubiertos rayan el plato". Estas son algunas de las frases que se pueden leer en el grupo de Facebook llamado Misofonía: Sensibilidad Selectiva al Sonido, que ya cuenta con 655 me gusta. Este tipo de fobia "es una especie de alteración de la sensopercepción, en este caso auditiva, por la que pequeños ruidos cotidianos resultan muy molestos, como masticar o mover los dientes... y que generan un malestar importante que conlleva mucha ansiedad, irritación e incluso ira", explica Juan Carlos Díaz del Valle, médico adjunto del Servicio de Psiquiatría del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac).

El término misofonía es aún muy joven, por lo que todavía no se han realizado estudios neurológicos rigurosos sobre este tema, lo que hace que aún sea una gran desconocida. "La enfermedad del alzheimer existe desde siempre pero no se conoció como tal hasta que Alois Alzheimer, que fue el que publicó un caso clínico sobre ella, le dio nombre; esto es igual", señala Díaz del Valle, quien apunta que fueron dos investigadores estadounidenses, Pawel y Margaret Jastreboff, los que en el año 2000 empezaron a hablar de este término "que le pasa a personas desde siempre, aunque no es muy frecuente".

Todavía no se sabe cual es su causa, no se conoce por qué unas personas lo pueden tener y otras no, tampoco se sabe algún tratamiento eficaz... El psiquiatra del Chuac confiesa que nunca ha atendido a alguien con esta patología en su consulta y que además "no es un trastorno que esté encuadrado dentro de las clasificaciones internacionales de las enfermedades mentales".

¿Cómo saber si una persona es misofónica? "Es como cuando cualquiera de nosotros nos subimos en un ascensor y no tenemos una sensación extraña, pero hay personas que entran y empiezan a sudar, hiperventilar, a ponerse muy nerviosos, a tener miedo... pues esta es una sensación muy parecida, relacionada con un pequeño estímulo de baja intensidad -por debajo de 50 decibelios, es decir, menos que una conversación en tono normal- que llega a provocar esta sensación desagradable", comenta. El especialista recuerda que es importante no confundir la misofonía con la hiperacusia, que consiste en percibir ciertos sonidos de una forma muy alta y esto se refiere a "una sensibilidad especial solamente para un tipo especial de estímulo acústico".

En cuanto a los síntomas que aparecen cuando se padece este trastorno, el psiquiatra explica que "hay ciertos ruidos que, a todos, nos resultan incómodos o cuando asociamos ciertos sonidos a experiencias desagradables nos parecen molestos. Pero la misofonía es algo más, hace padecer una sudoración profusa, inquietud, aumento del latido cardíaco... es algo más que un simple malestar".

Como cualquier otra fobia, para Díaz del Valle no tiene por qué haber necesariamente un antecedente traumático detrás, ya que cualquier elemento que pueda provocar ansiedad puede ser consciente (el paciente sabe que lo ha vivido) o inconsciente, los que resultan más difíciles de resolver. Así mismo, para el psiquiatra, la manía que se le pueda tener a la persona que haga el ruido no está relacionado necesariamente con la angustia e irritación que se llega a sentir.

Aunque a aquel que acuda a consulta pensando que puede ser misofónico no se le va a diagnosticar como tal, el especialista del Chuac explica que "a veces se puede asociar a otro tipo de problemas que en ocasiones a lo mejor, abordando los problemas de forma conjunta, se puede dar una solución y mejorar el malestar".

Los tratamientos que existen hoy en día para tratar la misofonía son escasos; lo único que se puede llevar a cabo es "apoyo psicoterapéutico y psicológico y en ocasiones, si esto está asociado a un problema fóbico importante, pues un tratamiento más específico de dicho trastorno".