El papa Francisco defendió ayer en el Vaticano que la salud "no es un bien de consumo, sino un derecho universal" y por tanto, el acceso a los servicios sanitarios no puede ser un "privilegio de unos pocos". "La salud es negada en diversas partes del mundo y en muchas regiones de África. No es un derecho para todos, más bien a veces es un privilegio para unos pocos, para aquellos que pueden permitírselo", lamentó el papa Francisco.