Estos frutos saludables para todos han tomado su popular nombre de un ave neozelandesa. Y no hace mucho tiempo que fueron bautizados así, pues han recibido diferentes denominaciones a lo largo de la historia. El kiwi se considera una fruta exótica originaria de China que fue llevado a Nueva Zelanda a principios del siglo XX, donde se desarrollaron los frutos. A partir de ese momento, se han expandido por diferentes partes del mundo, aunque precisan un sistema de cultivo específico. En España se cultiva la variedad actinidia deliciosa, procedente de la planta trepadora de la familia de las actinidáceas.

Madura en invierno, por lo que aparece en el mercado en esta época y se mantiene hasta mayo, aunque puedes verlo en cualquier momento porque se importan variedades de otras zonas del mundo. Sus características difieren debido a que son cultivados en suelos y climas diferentes, pudiendo encontrarse de dos colores fundamentalmente: verde (un poco ácido) y amarillo (de sabor más dulce).

Es fundamental elegirlo bien para aprovechar todas sus propiedades. Decídete por los que no presenten manchas ni golpes y no escojas los que sean blandos o huelan demasiado fuerte. En función de su grado de maduración, puedes conservarlos a temperatura ambiente unos 15 días, en la nevera un mes o congelados unos 6 meses. Si lo que quieres es que maduren, no los metas en la nevera; colócalos envueltos en papel (de periódico) junto a los plátanos, por ejemplo.

A nivel de su composición nutricional destacaría que 100 gramos aportan unas 60 calorías y contienen muy poco sodio y pocas grasas. Presentan un alto porcentaje de agua, fibra alimentaria (soluble e insoluble), vitaminas (ácido fólico, A, D y C) y minerales (potasio, hierro, magnesio). Este contenido los convierte en un alimento muy interesante desde el punto de vista de la salud.

El kiwi es muy nutritivo y tiene efectos antioxidantes. Se recomienda a niños, embarazadas, madres lactantes, jóvenes, deportistas, etc. por su aporte de ácido fólico y vitamina C (contiene más del doble que la naranja). También resulta interesante para mejorar el estreñimiento y generar saciedad, por lo que resulta muy adecuado si deseas perder o controlar tu peso. La variedad verde contiene actinidina, una enzima que favorece la digestión de las proteínas y el proceso digestivo en general. Cuidado si eres alérgico a frutas como la papaya o la piña, porque contienen enzimas similares y puedes ser alérgico al kiwi también.

Puedes consumirlo directamente, simplemente partiéndolo a la mitad y comiéndolo con una cuchara o cortándolo en rodajas. También se emplea para preparar mermeladas, helados, sorbetes, granizados, pasteles, etc., en ensaladas, cocinado para elaborar salsas o como elemento decorativo en bebidas y tartas. Combina bien con carne, gambas o queso y puedes preparar sencillas recetas usándolo como ingrediente. Te proponemos:

-Magdalenas de kiwi. Funde la mantequilla y mézclala con un huevo batido, azúcar, levadura y harina. Añade los kiwis cortados en trozos y coloca la masa obtenida en los moldes. Adorna con un trozo de kiwi la parte superior. Precalienta el horno a 200º unos 10 minutos. Introduce las magdalenas y déjalas unos 20 minutos a 175º.

-Jamón con kiwi. Corta el kiwi en gajos y coloca encima el jamón serrano. Puedes aliñarlo con aceite de oliva y orégano.

-Mermelada de manzana y kiwi. Pela las frutas y córtalas en trozos. Añade zumo de limón, azúcar y canela en rama en un cuenco. Cúbrelo con un papel de film transparente y déjalo en la nevera toda la noche. Cuécelo entre 5 y 8 minutos y esmágalo con un tenedor. Retira la rama de canela y rellena los botes en los que vas a guardarla. Ciérralos bien y déjalos enfriar invertidos.

-Ensalada. Combínalo con brotes de ensalada, pepino, tomate y pavo (huevo cocido, atún, jamón serrano o lo que desees como fuente de proteínas). Aliña con aceite de oliva virgen, albahaca y orégano.

-Macedonia. En un bol corta en trozos de tamaño mediano fresas, arándanos, piña y kiwi. Añade zumo de naranja o de piña y sírvela fresca.

-Zumo. Corta las frutas (piña, kiwi, naranja) en trozos pequeños y pásalos por la licuadora. Haz lo mismo con las verduras (espinacas o brécol, por ejemplo). Añade agua y mezcla ambos preparados.