Por primera vez la firma Custo Barcelona desfiló en la pasarela madrileña, y lo hizo con aires renovados, una larga colección con la que dejó claro que desea "borrón y cuenta nueva" con siluetas sexis y tejidos tecnológicos, dentro de su ADN, que combina con artesanía, para llegar a un público más joven. La tercera jornada de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid se clausuró con las propuestas de Custo Barcelona, "contento" de estar en "el lugar ideal" para presentar su mismo espíritu, pero renovado, mucho más joven.

"Nace un nuevo Custo Barcelona", dijo el diseñador Custodio Dalmau, quien aseguró que después de 35 años era el momento de renovarse, pero manteniendo su identidad, su sello. Una razón por la que, con ironía, el nombre de la colección es Light Years (Años Luz), en la que el hilo conductor era el "brillo" para el día y para la noche, y en la que sus tradicionales estampados desaparecen. "No hay ningún estampado", puntualizó Dalmau, quien confeccionó las prendas con diferentes técnicas y tejidos que van desde el bordado hasta el patchwork, pasando por la superposición de telas o el tejido perforado. "Nadie quiere vestir como sus padres y la intención es vender el producto a los hijos de nuestros clientes habituales", contó el diseñador catalán, recién llegado de su desfile en Nueva York.

En Madrid presentó el mismo desfile, "no ha dado tiempo a preparar otro", pero incorporo a la pasarela cinco nuevos looks en los que trasladó su definición sobre la moda femenina "arquitectura y materiales". Si las prendas de mujer eran experimentales, las de hombre, de corte clásico y tejidos arriesgados, una fórmula que se vio en trajes de terciopelo en tonos berenjenas, así como "parkas" plateadas y doradas.

A lo largo del desfile, con setenta salidas, casi todos vestidos para ella y trajes para él, se vieron infinidad de materiales en constante evolución, en los que introduce su gusto por los extremos: "Vamos de lo tecnológico a lo artesanal".

Juana Martín y María Ke Fisherman animaron también la jornada con prendas ceñidas y escotadas, cañeras, rompedoras, con un toque canalla, propuestas que invitan a bailar rock andaluz y música bakalao sin perder glamour.

"Canalla y roquera", así definió ayer su colección Juana Martín, quien propone líneas ajustadas, escotes descarados y faldas muy mini bajo los punteos roqueros de Medina Azahara. La diseñadora ha crecido con esta música que nació en 1979, "ellos abanderaban una Andalucía moderna, alejada de las ferias y el folclore", contó la diseñadora cordobesa que con su moda reivindica "la cultura de su tierra y el volante español". Esta idea, Juana Martín la traduce en veraniegos trajes de chaquetas estampados con vistosas estrellas, blusas con volantes y falditas muy cortas estampadas con rosas rojas, piezas que invitan a lucir piel y a marcar cintura.

Después, María Ke Fisherman, la firma del dúo creativo, María Lemus y Víctor Alonso, subieron a la pasarela un nuevo trabajo que abraza la música bakalao y busca referencias en los uniformes de los trabajadores de los años 70. "Nosotros somos identidad, no tendencia", expresó Víctor Alonso, quien reconoce que la mayoría de sus propuestas "no tienen género". Como novedad, estos diseñadores utilizaron estampados de cuadros escoceses para confeccionar un vestido desestructurado y napas estampadas con las que cosieron pantalones muy ceñidos, "más de fiesta", apuntó María Lemús.

El abrigo fue la pieza sobresaliente de la colección de la firma Ailanto, avalada por Aitor e Iñaki Muñoz; mientras que Ulises Mérida se inspiró en una mujer muy "estilizada", a la que concede mucho volumen con espléndidos y coloridos abrigos de mohair.