Madrid se viste con la bandera del arcoíris como la capital mundial de los derechos de la comunidad Lgtbi, un referente internacional que contrasta con un dato en negro: los delitos de odio homófobos suben un 36% en España y eso que no todas las víctimas se atreven a denunciar. Así lo constata el último informe sobre incidentes de odio de 2016, presentado recientemente por el Ministerio del Interior, un estudio que revela que el pasado año las fuerzas de seguridad tuvieron conocimiento de 230 delitos homófobos frente a los 169 de 2015.

Y aunque no es el delito de odio más numeroso -el racismo o la discapacidad acaparan más de la mitad de las 1.272 infracciones registradas en 2016- los cometidos contra la orientación o identidad sexual de una persona son los que más aumentan. De los 230 hechos conocidos, las Fuerzas de Seguridad consiguieron esclarecer un total de 166 -un 72,2%- y detuvieron a 99 personas. Barcelona, con 60 incidentes, y Madrid, con 42, son las dos ciudades en peor situación, revela el estudio de Interior, respecto al que muestran su preocupación la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales, así como la asociación Arcópoli, que coordina en la región madrileña las acciones del Observatorio contra la LGTBfobia.

Para el presidente de la Federación (Felgtb), Jesús Generelo, estos datos demuestran que "algo está fallando" porque las agresiones a la comunidad Lgtbi, cometidas normalmente por personas "muy jóvenes", siguen siendo "muy elevadas", mientras "las herramientas punitivas que contempla la actual legislación no son suficientes".

Rubén López, el vocal de delitos de odio de Arcópoli, tiene claro que las últimas cifras ofrecen una fotografía no nítida, porque plasman un aumento de denuncias pero no reflejan toda la realidad del creciente fenómeno del discurso del odio homófobo contra el que las asociaciones llevan combatiendo durante años. De hecho, en lo que va de año y solo en la Comunidad de Madrid, el observatorio contra la LGTBfobia registró ya 107 incidentes frente a un porcentaje de denuncias muy inferior. La explicación se debe, asegura López, a que el colectivo Lgtbi aún tiene reparos en revelar a un hombre uniformado de la Policía que le han pegado o insultado por su condición sexual.

"Que nadie se engañe. Hay mucha gente que vive con sus padres, que sigue en el armario y que no denuncia por miedo a que les llegue una notificación", destaca López, quien asegura que el perfil de la víctima de un incidente homófobo es el de un hombre menor de 30 años cuando en fin de semana y de madrugada se aleja del barrio de Chueca. La Policía anima a denunciar. De 230 incidentes, 166 fueron esclarecidos con la detención o imputación de 99 personas, la mayoría hombres. Este año como muestra de su implicación para acabar con este tipo de agresiones "darán la cara" en las fiestas del orgullo. Por primera vez, la asociación LgtboPOL, nacida a principios de año y que integran unos treinta agentes de Policía y Guardia Civil, desfilará el 1 de julio por las calles de Madrid.