La temperatura corporal normal ("central") se sitúa entre 37ºC y 37,5ºC. Existe un gradiente entre la temperatura central y cada punto "periférico" de medida, por lo que los valores normales no son idénticos. Además, en toda situación patológica existen múltiples factores endógenos y exógenos que pueden hacerla variar. Destacarían:

-Momento del día en el que se mide (aumenta 0,5ºC entre las 6.00 y 18.00 horas).

-La estación, siendo un poco más elevada en invierno que en verano.

-La edad. La variación durante la jornada es más débil, entre 0,2ºC y 0,3ºC.

-Sexo. En la población femenina, la temperatura es superior en 0,2ºC de media respecto a la masculina y varía en función de la actividad hormonal (aumenta 0,5ºC en la segunda parte del ciclo y al inicio de un embarazo).

-La posición durante la medición. En decúbito y en posición sentada, la temperatura es inferior en 0,3ºC a 0,4ºC a la medida de pie.

-La alimentación, el estrés, la emoción y la cólera son capaces de aumentarla hasta 0,5ºC.

-La ingestión de alcohol puede provocar variaciones en los dos sentidos según el intervalo de tiempo entre la ingestión y la medición de la temperatura, y según la cantidad ingerida.

-El ejercicio físico tiene tendencia a aumentar la temperatura corporal.

Es importante señalar que debemos protegernos de las variaciones extremas de temperatura siguiendo unas sencillas normas entre las que destacaría:

-Limitar el esfuerzo físico. No es imprescindible renunciar a hacer ejercicio por ejemplo, pero es importante realizarlo de manera adecuada y evitar los excesos innecesarios y los horarios comprometidos.

-Controlar la vestimenta. Para evitar incrementar la sensación térmica es importante elegir tejidos de algodón, colores claros, ropa amplia, calzado cómodo y transpirable, gorras para proteger la cabeza, etc.

-Reducir la exposición al sol. Especialmente durante las horas en que es más potente, debemos mantenernos alejados de los rayos solares y permanecer a la sombra y bien protegidos con protectores solares de factor elevado (incluso los de pantalla total).

-Utilizar medios para refrescarse. Es importante mantener una temperatura ambiental que nos permita realizar nuestras actividades cotidianas sin mayor esfuerzo. El aire acondicionado bien controlado o los ventiladores y abanicos te ayudarán a sentir ese necesario frescor.

-Beber y comer los productos adecuados. Elegir la comida adecuada (evitar el exceso de grasas y sal y optar por verduras y frutas como la sandía que resulta muy hidratante) y las bebidas en cantidad y calidad adecuadas (agua, zumos y bebidas isotónicas en lugar de alcohol) te ayudarán a mantener una temperatura idónea y te aportarán una sensación agradable que reducirá el riesgo de aumento excesivo de temperatura.

Está demostrado que, para que el funcionamiento del organismo sea el correcto, la temperatura corporal debe ser la adecuada. Un factor que influye enormemente es este complicado equilibrio es la temperatura del ambiente que puede provocar una variación de la corporal (de influencia leve o más importante). Cuando se produce una ola de calor como la que se presenta en verano, pueden aparecer dos complicaciones de gravedad creciente:

-El síndrome de agotamiento-deshidratación. Como consecuencia de la alteración del metabolismo hidrosódico provocado principalmente por la pérdida de este compuesto por el excesivo sudor y que aparece en pocos días.

-El golpe de calor. Originado a consecuencia de un fracaso agudo de la termorregulación. Constituye una urgencia médica extrema porque, a la vez, es de aparición muy rápida (1 a 6 horas) y de evolución fatal (en menos de 24 horas) si no se trata rápidamente.

Son numerosos los factores de riesgo individuales entre los cuales destacaría: la edad extrema (lactante, niño y persona de edad avanzada), las patologías crónicas y los medicamentos a los que están asociados pueden alterar la adaptación del organismo al "estrés térmico" y desencadenar un proceso que puede llegar a ser grave.

Ante cualquier síntoma anómalo debemos acudir al médico para que valore la situación. No temas presentarte en el servicio de Urgencias porque la importancia del cuadro lo determina. Explica lo que sucede, pues el conocimiento del conjunto de factores de riesgo incluido el tratamiento farmacológico que se esté siguiendo, permitirá proponer las medidas oportunas para el caso concreto. No te asustes si te indican la necesidad de ingreso hospitalario, ya que puede resultar imprescindible para la recuperación del paciente.