La periodista Sandra Golpe sabe que la televisión es "caprichosa": un día estás y al siguiente ya no, por eso trabaja como una "hormiguita" y está convencida de que el mejor premio que podría recibir, más allá del éxito de las audiencias, sería poder vivir con dignidad del periodismo durante toda su vida. Directora y presentadora del informativo de las 15.00 horas de Antena 3, Golpe ha logrado el mejor dato de audiencia en su franja de los últimos siete años, con un 15,4 % en noviembre. Nunca pensó que su vocación "estuviera en contar las cosas", se enamoró del oficio, al que se consagra como a un "sacerdocio". A las seis de la mañana empieza a "maquinar" y a pensar en el informativo que, nada más finalizado, repasa cada día minuto a minuto junto a sus editores para ver qué ha fallado: "Vivo para la información".

- Ha logrado mejorar la audiencia de los últimos siete años. ¿Cuál es la clave que explica este éxito?

-Trabajar, trabajar y trabajar. Tener mucha ilusión y al mejor equipo alrededor: no hay más. También ayuda el contexto, la actualidad que nos rodea, que hace que la gente esté más interesada en conocer lo que pasa. Hay un interés extra por informarse.

- Trabaja en los servicios informativos de Antena 3 desde hace nueve años. ¿Cómo han evolucionado?

-Me queda todo pendiente porque en este oficio somos aprendices. Han sido nueve años de constante evolución, he tenido la suerte de trabajar prácticamente con todos los equipos y de pasar a veces por Espejo Público, y lo mejor es la gente de la que he aprendido. Ahora estoy en el momento más dulce de esos nueve años porque estamos disfrutando mucho. La actualidad es para que estemos pendientes todos los días, y tengo un equipazo a mi alrededor.

- Es la cara visible del informativo, pero su implicación va más allá.

-Ahora tengo la fortuna de dirigir este proyecto. Parece que solo pones la cara, pero no, te dejas la vida en el proyecto. Vivo para la información, desde las seis de la mañana estoy maquinando, permanentemente pensando en qué puedo hacer para mejorar el trabajo. Es un sacerdocio, una entrega total, y no una carga, sino una suerte: somos privilegiados, porque el trabajo nos encanta y vivimos de ello. Es una profesión preciosa, pero no todo el mundo puede vivir de ella. Si ahora me dicen, "Sandra, vas a vivir del periodismo dignamente toda tu vida", firmo. ¿Dónde hay que firmar? Ese sería el mejor premio que me podrían dar. No pensaba que mi vocación estuviera en contar las cosas, no me veía en informativos.

- ¿Una sacerdotisa de la información se permite desconectar cuando termina el informativo?

-No, cuando termina, lo visiono con mis editores y sufro mucho por todo lo que no hemos hecho. Soy perfeccionista, no creo que sea un defecto, pero, como todo en la vida, llevado a un extremo es un látigo. Es una carrera de fondo. Yo no soy mejor ni peor que nadie, soy una hormiguita.

- Visionan cada informativo, son unos machacones.

-Somos gente motivada, gente a la que le gusta su trabajo. Solamente eso: no somos gurús, ni popes, ni nada. Esta es una profesión caprichosa, sobre todo la televisión, en la que puedes estar y al día siguiente ya no estás. No te puedes relajar. Estoy rodeada de talento: somos conscientes de la suerte que tenemos, de estar haciendo un proyecto bonito. Y tener la responsabilidad de contarle a tanta gente las noticias te activa, quieres hacerlo lo mejor posible.

- En la televisión viven atados a los datos de audiencia, ¿cómo evitar caer en la tiranía de contarle al televidente solo lo que este quiere ver?

-Esto de la tele es un punto negro: tener que ver todos los días el dato, la curva minuto a minuto, y flagelarte porque elegiste el tema equivocado. Quien diga que eso no cuenta miente como un bellaco. Lo que pasa es que por encima de eso están la honestidad y la ambición de ser rigurosos. Cataluña bajaba la curva hasta que se produjo la gran crisis en el Parlament, pero ahí estaba el tema a diario porque era noticia. Todos los días no damos el desfile Victoria Secret, aunque sepamos que interesa. Se trata de jugar siempre en el equilibrio de informar, formar y entretener, qué duda cabe, sobre todo una televisión privada, que al final es una empresa. Pero la esencia del periodismo es intocable, lo sagrado es sagrado.

- ¿Cómo seducir a los jóvenes que no quieren ver televisión lineal?

-¿Cómo hacer llegar la noticia a nuestros hijos? Ahí tenemos que dar mil vueltas todavía. Me imagino que el futuro está en las redes sociales. Lanzar el mensaje a través de las redes sociales y saber que en unos años la televisión va a ser a la carta.

- ¿Debe el presentador de un informativo imprimir su personalidad o ha de ser la información la que hable?

-La neutralidad es casi un precepto en informativos, la honestidad a la hora de contar la noticia, pero es imposible que uno sea un robot. Me gusta la gente que es ella misma: no se trata de impostar, de ser lo más neutro posible, para mí el secreto es la naturalidad, conseguir un nivel de credibilidad que tenga que ver con tu esencia y tu personalidad. No me parece mejor alguien por ser más neutro, aunque tampoco tienes que ser tú la protagonista.

- ¿Le falta algo a la información televisada en España?

-Echo de menos más espacios de análisis.

- En el marco de una nueva ola feminista, cada vez más periodistas informan con enfoque de género. ¿Cómo se vive la lucha por la igualdad en la televisión, un medio que ha sido muy criticado por la imagen que transmite de la mujer ?

-En las facultades de Periodismo somos mayoría las mujeres; en las redacciones ocurre lo mismo. Es verdad que en las altas esferas sigue habiendo mayoría masculina, igual que en el 99% de las empresas, pero creo que el periodismo es una de las profesiones en las que esto se está equilibrando un poquito.