Tres años después de que el cuerpo de Laura Alonso, de 19 años, apareciese oculto y con signos de violencia en un paraje poco accesible en los montes de Toén, el autor confeso de su muerte, Javier Cruz, de 35, compareció ayer en la Audiencia de Ourense, donde esta semana se celebra la vista en la que se pondrán sobre la mesa todos los testimonios y pruebas necesarios para que un jurado popular dictamine si lo que ocurrió el 24 de agosto fue un homicidio, un asesinato o una muerte por imprudencia.

La fiscal le acusa de homicidio y pide 14 años de prisión. La acusación que representa a los padres de Laura califica los hechos de asesinato, solicitando la pena máxima, 20 años, por considerar que Cruz planeó matar a la joven cuando no podía pedir auxilio y que lo hizo abusando de su superioridad física. El abogado del Estado, personado para reclamar los gastos del operativo de búsqueda durante los seis días que el cadáver estuvo desaparecido, coincide con la tesis del asesinato pero se ve obligado a mantener lo mismo que la Fiscalía.

Y por último, la defensa mantiene que el imputado no quería matar a la víctima y que lo hizo por imprudencia, por lo que pide la pena mínima, entre uno y cuatro años.

Javier Cruz y Laura Alonso eran vecinos de Toén y se conocían desde pequeños. Cuando ella todavía era menor mantuvieron una relación oculta. En agosto del 2009, ambos con pareja, retomaron un contacto telefónico frecuente y mantuvieron "tres o cuatro" encuentros "únicamente sexuales".

El imputado mantuvo que mató a Laura. Se reunieron y se desplazaron en el coche de Cruz a la nave de Toén, donde mantuvieron relaciones. Después discutieron y en el medio de la disputa "le eché las manos al cuello y apreté. Fue muy poco tiempo como para matar a una persona. No era mi intención y lo lamento, pero tuve miedo a lo que vendría después". Al término de la declaración, quiso decir que se consideraba culpable, pero no logró pronunciar esa palabra. Lo resolvió con un "sé que la culpa fue mía".

La versión de Cruz sobre lo ocurrido comienza con un encuentro a las 00.30 horas. Él regresaba de Portonovo de estar con su novia. Por la tarde se había cruzado mensajes con Laura en los que ambos mostraban deseos de verse. Esa noche, tras mantener relaciones sexuales, ella, en versión de Cruz, le recriminó que se hubiese ido a Portonovo con su novia y le recordó que ella también tenía novio. "Entonces dijo que lo iba a llamar y eso me molestó. Le dije, no de muy buenas maneras, que no lo hiciese". Entonces ella le insultó y le dio una bofetada (estaban en el asiento trasero, ella sentada sobre él). "Quería que parara de hacer eso y le eché las manos al cuello. Fueron unos 10 segundos, entonces noté un chasquido y se vino contra mí. Pensé que estaba haciendo el tonto, no me lo creía. Para mí estaba muerta, le miré el pulso y no tenía. A partir de ahí ni me acuerdo de lo que hice". En cambio, siguió dando detalles de cómo se deshizo del cuerpo. La trasladó "en brazos y boca abajo" unos 60 metros. Abandonó el cuerpo y negó los hechos varios días hasta que se derrumbó y confesó. El padre de Laura, Cesáreo Alonso, acudió a la Audiencia afectado por la tristeza, pero también por la "rabia". Ayer era un día crucial para él y su esposa, que llevan "tres años esperando a que esa rata venenosa cumpla la condena que se merece".