La Policía Nacional ha abortado la primera gran entrega de cocaína de una peligrosa banda de narcos canadienses que pretendía operar desde Galicia. El grupo fletó un velero que transportó desde Colombia 500 kilos de droga desembarcada en la costa gallega y que iba a ser transportado por carretera hasta Madrid para su distribución.

En Pontevedra fueron detenidos cuatro integrantes de Los Ángeles del Infierno de Canadá y dos españoles, presuntos miembros de la infraestructura de la red en Madrid. Además de la media tonelada de cocaína, se intervinieron dos furgonetas -en las que iba a cargarse la droga-, una autocaravana, un todoterreno y cuatro teléfonos móviles -dos de ellos encriptados-.

Los moteros canadienses cayeron en una rápida intervención de apenas 20 segundos del Greco Galicia en la cafetería de A Barca (Poio) donde tomaban un café. Al grito de "Policía, quietos", fueron reducidos y esposados sin darles apenas tiempo de reacción.

La denominada operación Warrior (guerrero) tuvo lugar a principios de agosto, pero no trascendió hasta ayer. Todos los detenidos están ya en prisión provisional tras prestar declaración en Madrid.

Los moteros canadienses pretendían alojarse en una casa rural del Ponteareas, pero estaba completa y no habían hecho reserva, por eso se dirigieron a un hotel de Mondariz donde pagaron por adelantado los tres días que iban a estar allí, el 3, 4 y 5 de agosto. Tres de ellos, a través de uno que hablaba algo de español, eligieron habitaciones individuales mientras que el cuarto se quedó en la autocaravana, estacionada en las inmediaciones.

Lo que Los Ángeles del Infierno no sabían es que estaban bajo vigilancia del grupo policial de elite contra el crimen organizado Greco Galicia desde hacía días, que contaron con la colaboración de la agencia norteamericana DEA, la DGI francesa y la Europol. La investigación comenzó cuando los agentes contra el crimen organizado tuvieron conocimiento de que la presencia en España de un grupo de canadienses pertenecientes a la organización Hells Angels Motocyrcle Club, que tenían previsto hacerse cargo de una partida cocaína que llegaría por vía marítima a Galicia. La colaboración internacional permitió identificar a uno de ellos, Chad Wilson, integrante de Los Ángeles del Infierno de San Diego (EEUU) con un amplio historial a sus espaldas. Está considerado muy peligroso y participó en un tiroteo con una banda de moteros rival en Dakota hace seis años.

Los canadienses eran responsables tanto del envío de la droga como de su recepción en España. Así, un grupo debía garantizar que la droga fuera transportada desde Sudamérica a Galicia, donde se entregaría a los miembros de otro grupo organizado.