"No he visto a Sergio arrepentido. Le he visto normal, indiferente. No ha soltado una lágrima. Cómo iba yo a acoger un asesino en mi casa". Es la impresión que obtuvo ayer del presunto asesino de Laura del Hoyo y Marina Okarynska en Cuenca su amigo rumano, Istvan Horvath, tras el careo al que ambos fueron sometidos por la Fiscalía rumana que investiga el papel de Horvath como posible encubridor.

Sergio Morate no hizo ninguna declaración a los medios de comunicación a su llegada al juzgado. Quien sí habló a la salida fue Horvath, que podría ser acusado de encubrimiento por haber acogido al supuesto autor del crimen en su casa rumana. Según indicó, Morate no le miró en ningún momento a la cara, aunque habría aprovechado para pedirle disculpas.

"Me ha dicho lo siento, lo siento, perdón", reveló el amigo de Morate, quien insistió en que se siente "traicionado" por alguien en quien "confiaba" y reiteró que es inocente. "Yo no tuve nada que ver. Que Sergio pague por lo suyo", afirmó. De acuerdo con la versión que ha facilitado Hortvath a la policía, Morate, al que conoció en prisión, llegó a su casa de Rumanía el día 11 y le confesó los asesinatos. Sin embargo, no le creyó. La Fiscalía rumana no ha creído su versión y estima que hay indicios que confirmarían que Horvath ayudó a Morate a esconderse en Lugoj. "Es sospechoso que Horvath se desplazara hasta Hungría y entraran por carreteras secundarias", aseveró el fiscal jefe.