Un accidente entre un autobús con destino Vigo y un tractor dejó ayer 11 heridos leves y dos graves en las cercanías de Benavente (Zamora). El siniestro ocurrió sobre la 08.35 horas en la N-610 entre un vehículo agrícola y el autobús, que procedía de Barcelona con 46 pasajeros. Ambos colisionaron frontolateralmente. El tractor bajaba por un camino en pendiente cuando sufrió un problema con los frenos e invadió la carretera N-610 en sentido Benavente colisionando con el autobús. El vehículo podía haber sufrido problemas del mismo tipo anteriormente y se encontraría a la espera de solucionarlos en el taller, por lo que el conductor habría intentado advertir por señas al autocar, según las primeras informaciones.

Los dos heridos más graves fueron el conductor del tractor, que fue trasladado en helicóptero a Salamanca con fracturas en los dos tobillos, y una mujer de 73 años que fue enviada en UVI móvil al Complejo Asistencial de Zamora. Pese a las heridas, no se teme por la vida de ninguno. Aunque muchos de los viajeros del autobús iban dormidos, algunos de ellos que presenciaron el accidente destacaron la pericia del conductor, que logró evitar lo que podía haber sido un gravísimo siniestro, ya que consiguió que el vehículo no volcase y se detuviera a unos 400 metros del lugar de la colisión.

Según el parte médico que facilitó el servicio de emergencias de Castilla y León, el siniestro se saldó finalmente con trece heridos, en su mayoría leves. En el área de urgencias del Hospital de Benavente fueron atendidos seis pacientes. Cinco fueron dados de alta a las pocas horas de producirse el accidente, mientras que el sexto, la recibió poco después. En Zamora fueron atendidos cinco pacientes. Dos recibieron el alta poco después de llegar al complejo médico, uno presentó una fractura de húmero y necesitó realizar varias pruebas en Traumatología. El conductor del autobús ingresó en Neumología para el seguimiento del traumatismo torácico, y el conductor del tractor se sometió a diversas pruebas para confirmar el alcance de sus lesiones.

El resto de pasajeros que realizaban el trayecto estuvieron varias horas en el lugar del accidente mientras esperaban la llegada de otro autobús para reanudar su camino, aunque algunos familiares se acercaron hasta la zona para recoger a algunos de ellos en vehículos particulares.

El autobús llegó a Vigo a las 18.00 horas, cinco horas más tarde de lo previsto, ya que antes de lo ocurrido estaba programado para las 13.00 horas. Desde que se desencadenó el trágico accidente, a las 08.35 horas, hasta que de nuevo pusieron rumbo a Vigo, pasaron casi cuatro horas, tal y como relata uno de los testigos.

"Nos llevaron a un pueblo cercano aproximadamente a las nueve, poco después del choque. Allí tuvimos que estar esperando hasta las doce", relata una viajera. "En aquel momento, no sabíamos si iba a venir a buscarnos otro autobús, si nos iríamos en taxi... no sabíamos nada", añade.

Seis pasajeros se bajaron del autobús en la estación de Vigo, previo paso por Ourense, en un coche de la misma compañía. Sin embargo, no todos se encontraban en condiciones de informar sobre lo sucedido. Y es que a muchos, el infortunio les pilló adormecidos.

"Estaba medio dormida y escuché un golpe muy fuerte", explica una viajera que iba situada en el asiento número 5, en la parte delantera del vehículo. Otros dos viajeros, de 49 y 17 años, instalados en la zona trasera, se encontraban también durmiendo y escuchando música respectivamente. "De repente, me desperté y no había cristal en el lado del coche en el que yo estaba... tenía una molestia en el lado derecho de la cabeza, como una especie de onda expansiva del golpe", agrega una mujer.

A esta joven de 20 años, que se subió al bus en la estación de Logroño, tras hacerle una visita a su pareja, la esperaban unos padres impacientes, quienes se fundieron en un abrazo al reencontrarse con su hija. "En principio teníamos pensado ir a recogerla a Pontevedra, porque somos de Sanxenxo, pero le hemos dicho que se bajase ya en Vigo", afirman los progenitores, quienes recibieron la llamada de su hija pocos minutos después de que todo pasara. "Nos llamó a eso de las nueve de la mañana, nos contó lo que había pasado y que estaba bien", explican. A pesar de tratarse de unas palabras apaciguadoras, ambos afirman haber sufrido nervios durante toda la mañana.

"El autobús estaba parado y gente mayor de pie diciendo: '¿Qué está pasando?' y '¿dónde está el conductor?'. Poco después, los vi reventando la puerta del chófer a golpes para que pudiera salir y en cuestión de minutos llegaron los bomberos", confiesa. "En aquel momento, había mucha preocupación por el conductor. Ahora ya nos han dicho que se encontraba fuera de peligro", añade otro viajero.

"Hicimos una piña muy grande, en seguida unos nos ayudamos los unos a los otros. Por ejemplo, yo vine acompañada durante todo el viaje por un chico de Pontevedra que no conocía", explica una mujer que admitió que había empezado a tener "mucha ansiedad".

Un viajero que estaba despierto en el momento del accidente relató: "Sentí un volantazo y a continuación un fuerte golpe. El bus salió de la carretera y volvió a entrar. Después la gente empezó a gritar".