"La visita a la cárcel es un pormenor más dentro de todas las vicisitudes que tuvo; le daría menos importancia. Es mucho más importante toda la trayectoria biográfica que ella haya tenido de detrás". Así valora el psicólogo infantil gallego Alejandro Torres la noticia que publicó este periódico el domingo: la mujer de El Chicle Rosario Rodríguez acudió junto a su hija menor de edad al penal pontevedrés de A Lama para visitarlo. Este fue su primer contacto directo con un familiar tras 20 días de ingreso en prisión preventiva al confesarse autor de la muerte de la joven Diana Quer, la joven madrileña desaparecida en A Pobra en agosto de 2016.

El experto sostiene que para la adolescente son las situaciones vividas y las informaciones que se han difundido "su mayor losa" e incluso apunta que le puede hacer bien escuchar la versión de su padre. "Igual hubiera sido mejor que fuera la madre sola y después un poco más adelante la hija, pero después de todo el maremágnun que han vivido, la visita a la cárcel es lo de menos, incluso a lo mejor le va bien porque en todo lo que ella sabe y desconoce, ver al padre, hablar con él y preguntarle le puede aliviar cualquier cuestión personal. Con lo que esta viviendo, con todas las informaciones que lee o que le llegan de sus distintos familiares, no sabemos lo que puede pensar. Todo depende del interés que ella tenga por ir a verlo", sostiene el psicólogo.

Sus palabras coinciden con las del psicólogo forense y primer Defensor del Menor, Javier Urra. "No es una situación fácil, lo primero; se trata de su hija y no tiene la misma visión de los hechos que nosotros. Sin embargo, los 14 años es una edad que te permite tener criterio, ver lo racional de lo cognitivo en lo que se siente. Una chica de 14 años escucha, ve y valora. Ahora, cuando ve las noticias es cuando intenta encajar las ideas", apunta Urra, que señala la "terrible disociación" por la que atravesaría la menor. "Quiero creer a mi padre, pero ¿puedo creerlo? Todos lo aborrecen y lo señalan, pero es mi padre", reflexiona el psicólogo navarro.

¿Y cómo afronta una adolescente esta situación? El especialista gallego señala que se trata de "un trauma tremendo para cualquiera y para un adolescente puede ser difícil de integrar", por lo que apunta que los jóvenes que sufren estas situaciones "pueden tener más tendencia a trastornos sociales o psicopáticos, pero no quiere decir que los vaya a sufrir". "Depende de su fortaleza y base mental, y también del ambiente familiar o del otro progenitor. No hay una relación de causa efecto, es una probabilidad de tendencias".

Por su parte, Javier Urra reseña que la joven podría "distanciarse, aceptar la situación o incluso perdonarlo, pero es muy interno. Necesitará de un buen profesional, ir de la mano de un psicólogo para superar los procesos y las contradicciones emocionales que le vengan". "La niña creerá lo que quiera creer, igual fue esta vez a verlo a prisión y luego ya no quiere volver. Ya no tiene edad para ser confundida", sentencia el psicólogo.