Broadway llora por Orlando y le planta cara a Donald Trump. Los premios Tony, los galardones de teatro más famosos del mundo, reconocieron a Hamilton con 11 estatuillas y se convirtieron en una reivindicación de la diversidad solo pocas horas después de la masacre en Florida.

Un musical a ritmo de hip-hop sobre los padres de la patria con reparto interracial y en el que la estrella (música, libreto, interpretación y composición) es un puertorriqueño, Lin-Manuel Miranda, fue, como estaba previsto, la ganadora de la noche. Al músico que ya triunfara con el musical In the heighs, también dirigido por Thomas Kail, se le resistió el premio de mejor actor musical, que se llevó su compañero de escena, Leslie Odom, Jr.

Miranda llamó la atención por sus discursos, a modo de sonetos, y especial resonancia tuvo su frase "El amor es amor y no puede barrerse". En las redes sociales fue tendencia la etiqueta "#Loveislove".

La presencia latina gracias a Miranda, así como a Emilio y Gloria Estefan con On your feet!, y la afroamericana, con obras como Eclipsed o The color purple, daban una imagen muy distinta de la vista en los últimos premios Óscar.

Una realidad que ensalzó rápidamente el presentador de los Tony, el actor James Corden. "Esto es como los Óscar pero con diversidad. Hay tanta diversidad que (el precandidato republicano Donald) Trump ha amenazado con construir un muro alrededor de este teatro", bromeó Corden, conocido actor, con un Tony en su haber, y popular en los últimos tiempos por su programa de televisión en el que canta canciones con famosos desde su coche.

Más allá de Hamilton, los galardones se repartieron principalmente entre The humans (el segundo título más premiado, con 4 estatuillas, incluida mejor obra no musical), y A view from the bridge y The color purple, que se llevaron los galardones de mejor revival en Broadway, entre otros. Dos veteranos, Jessica Lange y Frank Langella, obtuvieron sendos premios a la mejor actuación de teatro no musical por The father y Long Day's journey into the night, respectivamente.

En un mensaje pregrabado pocos minutos antes de comenzar la emisión en directo en la cadena CBS, el propio presentador del evento, James Corden, dijo que la gala de los Tony estaba dedicada a las 50 víctimas mortales y 53 heridos de la masacre en Orlando. "Vuestra tragedia es la nuestra. El teatro es un lugar donde tiene sitio todo el mundo, todas las razas, todas las orientaciones sexuales, credos, y el odio nunca podrá con ello", afirmó antes de pasar al espectáculo.

Muchos de los asistentes lucieron lazos plateados en la solapa como homenaje.

Además, esta gala permitió volver a ver a una de las actrices que más veces ha presentado los premios, Angela Lansbury, y a otra que llevaba desaparecida en los Tony desde los años setenta, Barbra Streisand.