"Ser crueles está en nuestro ADN", afirma el actor francés Jean Dujardin, quien en su último filme, Un hombre de altura, se mete en la piel de un arquitecto de 1,36 metros que se sobrepone a la mirada de los demás para conquistar a su amor. "La gente -señaló en un entrevista con Efe en París- te puede decir cosas horribles. Tenemos un ojo crítico que siempre juzga. Es difícil aceptarlo todo". Pero lo suyo "no fue más que un truco", que le encogió en pantalla para replicar a Virginie Efira a las órdenes de Laurent Tirard, en un proyecto que no pretende dar lecciones "porque la gente es lo suficientemente inteligente como para que no las necesite".