Teo Cardalda, el que fuera compositor de Golpes Bajos y su esposa, María Monsonís siguen con el espectáculo musical 'Claves líricas', basado en textos de Valle Inclán, y pronto publicarán el primer álbum inédito de Cómplices en un lustro. "Llevamos con un disco guardado hace ya bastante tiempo -comenta Teo Cardalda-. Cada vez nos cuesta más sacarlo, pero en octubre o noviembre saldrá. La radio no pone novedades y es un poco como darle margaritas a los cerdos, con perdón".

-Cómo de mal estará el mercado discográfico que U2 regala su último disco en iTunes...

-Conociendo a Bono, ahí tiene que haber un doble fondo, no me lo creo

-Bueno, ellos regalan el disco al usuario, que no tiene que pagar nada, pero U2 ha cobrado de Apple.

-Es una de las cosas del futuro. Lo de U2 es diferente, tiene un ingrediente mucho más conceptual, con la visión mesiánica que tiene Bono. El caso de la música española es muchísimo más penoso, están todas las puertas cerradas. Nosotros podemos hacer conciertos, ir a América... Pero aquí están las puertas de la radio y de la televisión cerradas a grupos que quieran presentar sus nuevos trabajos; grupos de nuestra generación que, por otro lado, están perseguidos para ir a tocar a locales de los ochenta. Hay recopilaciones de los ochenta, todo el mundo está con los putos ochenta, pero de grupos nuevos, ni hablemos. Es un poco penoso.

-Hablas de la radio y de la televisión, pero el público también tendrá algo que ver en esto. La música se ha convertido en un producto de consumo rápido.

-Se ha maleducado al público. Si le das programas donde los artistas son jurado y la gente que concursa son aficionados con ilusiones, igual que las mías por medir algún día 1.90 y tener un cuerpazo, la gente se acostumbrará a ver eso. Los artistas entramos en ese juego. Mira Malú y mucha gente que ha relanzado su carrera a cambio de meterse de jurado. No me parece mal, el problema de España es que es todo Operación Triunfo, todo tías en bolas... Vas a Francia y ahí se sigue habiendo gente que compra discos, lee las carátulas y pagar una entrada VIP para poder ver el ensayo. Lo de aquí es tremendo a todos los niveles. Aún así voy a pelear por lo de Valle Inclán y sacaremos el disco.

-Tardaste mucho en hablar sobre Germán Coppini. Rompiste tu silencio bastantes meses después de su muerte, en un programa de TVE sobre los 80. ¿Por qué?

-No me gustó nada la hipocresía después de su fallecimiento. Tenía que tener difusión, claro, pero él tenía una visión muy arriesgada de los proyectos, muy minimalista, y eso significa muchas veces el ostracismo más absoluto. Fue tal el aluvión de llamadas de medios cuando se supo... Yo me enteré [de la gravedad de su estado] una semana antes, y cuando se supo que se había muerto... Es sentirte como un personaje de la prensa rosa.

-No contestaste a las llamadas...

-Directamente apagué el teléfono. No quise saber nada ni quise hablar con nadie. Estuve con él los últimos minutos y fui a su entierro, pero formar parte de todo ese circo... De repente todo el mundo se acordaba de Germán. ¡Joder, ya os podíais haber acordado los medios en vida y haberle apoyado en los proyectos que iba sacando cada año!

-Antes mencionaste el homenaje a Germán Coppini en el festival PortAmérica. ¿Pudiste verlo?

-Estaba fuera de España, pero vi algunas cosas en YouTube. Obviamente me enteré de que lo iban a hacer y me pareció espectacular. Volvemos a lo mismo: margaritas a los cerdos. Ir a ver un concierto con la música de Golpes Bajos, que es un grupo muy importante, y no saber a lo que vas y pasar todo lo que pasó... Pues olé sus cojones por Iván [Ferreiro], por Pablo [Novoa] y por Luis [García]. Había mucho trabajo y amor detrás. Me consta que Golpes Bajos fue uno de los grupos favoritos de Iván. No sé si hubo un problema de información. Iván dejó muy claro que quería hacer todo el repertorio de Golpes Bajos.

-Tenéis cinco hijos. ¿Qué relación tienen con la música?

-María y yo no hemos sido los típicos padres que hemos intentado inculcarles lo de la música. Ahora mismo, además, no se lo recomendaría, porque hoy en día los músicos somos como putas. Yago es músico, da clases, toca la batería y el piano y se dedica profesionalmente a esto. El pequeño toca el piano y tiene muchísima intuición, pero no le recomendaría que fuese músico. Yago lo es, pero el resto van por otros derroteros.