Dos años después de haber recibido la distinción de Bien de Interés Cultura, el pazo de Meirás abrirá sus puertas al público todos los viernes, a partir del 25 de marzo. Los interesados en saber qué esconde la que fue la casa solariega de Franco en la comarca tendrán que enviar un correo electrónico a la empresa de seguridad privada Prosegur con su nombres, apellidos, DNI y teléfono de contacto, después, tendrán que esperar a ser citados por la firma.

Para la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica, este paso previo para acceder a la casa de los herederos del dictador no es más que una muestra de que el Partido Popular no ha cortado "el cordón umbilical con el franquismo", ya que complica el acceso de los vecinos a Meirás.

Las visitas se desarrollarán de once de la mañana a dos de la tarde y de tres a seis. Habrá visitas guiadas, tanto en castellano como en gallego, de una hora de duración y que recorrerán las dependencias de lo que, para unos fue un regalo del pueblo de Sada al dictador y de lo que, para otros, no es más que un símbolo del expolio del régimen.

Según asegura la Consellería de Cultura, el itinerario comenzará con la entrada por la puerta principal, donde hay un portalón de madera. Una vez en el interior, los participantes en la visita recorrerán un camino hasta el jardín que rodea la antigua casa de Emilia Pardo Bazán y que llega al acceso al pazo. La primera parada se hará en la escalera, donde los guías describirán el edificio y todas las características de la fachada previstas por Pardo Bazán, después los participantes podrán dar un paseo por los alrededores, donde verán un cruceiro, fuentes y conjuntos escultóricos.

La entrada al pazo se realizará por la capilla, que entra dentro del itinerario de visita, así como la sala y la biblioteca de Franco que están en la planta baja y el despacho del caudillo, en el primer piso. La Xunta no obliga a la familia del dictador a mostrar más, ya que considera que carecen de interés para el público y que entran dentro del ámbito privado. Para la comisión, sin embargo, esta decisión no es justa y considera que Cultura trabaja en favor de los intereses de los herederos de Franco, ya que, además, no ha aplicado todavía las sanciones previstas por la Lei do Patrimonio Cultural porque se negaron a abrir las puertas del pazo al público.